Rumores | Rayanna

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Se vistieron y abandonaron la habitación del hotel al mediodía, sabía que las horas de aquel escape estaban contadas.

No se sentía lista para enfrentarse a la realidad.

⸺¿A dónde vamos? ⸺Le preguntó a Ray, mientras caminaban por las pobladas calles de la ciudad.

⸺Cambiaré el plan del planetario, no hay suficiente tiempo ya. Pero iremos a los monumentos más conocidos de la ciudad. ⸺Y así, comenzaron su recorrido.

Llegaron a una galería de arte, donde varias pinturas estaban siendo exhibidas como parte de una exposición. Las diversas pinturas le recordaban a aquellas que ella hacía con su madre de vez en cuando.

⸺Te gusta el arte, ¿verdad? ⸺La voz del pelinegro lo saco de sus pensamientos, se encontraba a su lado, contemplando la pintura.

⸺Me parece interesante, aunque realmente me gusta más la medicina. ⸺Una sonrisa aparecio en su rostro tras recordar la ultima vez que le menciono a su padre sobre dicha carrera.

Ray asintió pasando su brazo por los hombros de la joven.

⸺En la universidad de Tokio hay varias carreras relacionadas, solo es una sugerencia. ⸺Ray acomodó un mechón de cabello el cual estaba cubriendo la mitad de su rostro, una leve sonrisa adornaba sus labios.

⸺¿Acaso estas proponiendo que vayamos a la misma universidad, Ray Grace Field? ⸺Dijo con tono sugerente, alzo su ceja levemente y le sonrió con picardía.

Nunca olvidaría el tinte rosado en las mejillas de Ray, ni tampoco la carcajada que soltó al verla.

Durante horas vagaron por diversos parques y plazas. Sus manos estaban unidas e ignoraban las miradas de desprecio que algunas les daban.

⸺Ray, ¿podemos tomarnos una foto? ⸺Preguntó tímidamente, pues no sabía sí el pelinegro accedería.

⸺Seguro. ⸺Se acomodaron cerca de una pequeña fuente, Ray se colocó detrás de ella, cuando le convenció el angulo tomó fotografía, ambos tenían una sonrisa en ella.

⸺Me gustó como salió. ⸺Le mostró su telefono al pelinegro. 

⸺Realmente salió bien. ⸺Se detuvieron a comer en un McDonadl's, cuando el sol comenzó a ocultarse. Y ahí fue cuando la tristeza la golpeó.

En unas horas tendría que enfrentarse a sus padres, mañana a todo el instituto. Su papa frita cayó de su mano.

⸺¿A que hora regresaremos? ⸺Preguntó. Ray dejo su hamburguesa de lado para responderle. 

⸺En cuanto terminemos de comer, no quisiera meterte en más problemas. ⸺Nuevamente, su corazón se derritió por las palabras del pelinegro. Deseó poder vivir para siempre en este viaje.

⸺No quiero volver. No quiero regresar a la misma rutina de siempre. ⸺Era una protesta infantil, pero no pudo evitar decirlo.

⸺Yo tampoco quiero regresar. Pero no podemos quedarnos aquí, es lo que es. Pero, ahora estamos juntos y podremos con ello. ⸺La voz de Ray sonaba resignada, pero mostraba su apoyo. Se sintió mal por contagiar su tristeza al pelinegro.

Terminaron su comida y salieron del establecimiento, subiendo a la moto, Ray arrancó para volver a Grand Valley.

Sus manos nunca se separaron del torso de Ray mientras al lado de la carretera miraba como el sol se ocultaba dejando ver la blanca luna y a las estrellas acompañándola.

Cuando llegaron al centro de Grand Valley, Ray le pidió las indicaciones para llevarle a su hogar. Le guío entre calles, notando aquellas indiscretas miradas de los transeúntes.

Cuando se detuvieron afuera de la opulenta casa, se bajo de la moto, le entrego el casco a Ray.

⸺Enserio, gracias. Por todo, realmente lo aprecio, yo. . . Espero verte mañana. ⸺De sus labios estuvo apunto de escapar un "Te quiero".

Y lo que decía era cierto, pues Ray probablemente jamás sabría el impacto que esos dos días tuvieron en su persona.

⸺Mañana vendré por ti, te dije que llegaríamos juntos al instituto y pienso cumplirlo. ⸺Importándole poco lo que los vecinos pensaran, jaló las solapas de la chaqueta de cuero para besar los labios de Ray.

⸺Es una promesa entonces. ⸺Trató de aligerar el ambiente.

⸺Nos vemos, rubia. ⸺Un último beso fue dado en sus labios y así la moto arrancó. Se quedó parada en la acera mirando al vehículo hasta que fue incapaz de distinguirlo.

Entró a casa y sigilosamente subió las escaleras para llegar a su habitación. Pero sus planes fueron frustrados cuando vió a sus padres sentados en su cama, esperándole.

⸺¡¿Dónde demonios estabas Annalissa?! ⸺Su padre gritó.

Mierda, fue lo único que pudo pensar.