IX

1.4K 123 10
                                    

Los pecadores arderán bajo el poder de mi látigo.

~
(Izuku)

La verdad.

Ya no sé que sentir además de dolor.

Los latigazos que aún recibo y las quemaduras, sumado a los cortes hace todo doloroso.

Debajo de mi pecho, la alfombre estaba llena de sangre.

Los guantes negros de Momo agitaban con furia el látigo contra mi brazo. Sus botas de tacón altas y blancas presentaban manchas rojizas.

No entendía porque Momo me llamaba ángel o el porqué de mi secuestro. No entendía porque se autodenominaba "Diosa". Tampoco entendía porque me besaba llena de ira para luego arrojarme al suelo pisotear mis heridas con sus botas.

~
(Momo)

Adoré la vista que tenía. Estaba destrozando poco a poco al demonio de adicciones que controlaba la mente de mi ángel. Besé, agresiva pero con un toque de amor, la boca de mi ángel. Lo tiré al suelo, contradiciendo mi anterior acción; en mi defensa, puedo decir que fue para confundir al demonio.

Me cansé de cortar y pegar latigazos. Arrastré a Izuku frente al sillón y desenvainé mi fusta, llamada "amoroso sufrimiento", porque yo lo amaba, sin embargo, debía hacerlo sufrir para regresar toda su pureza.

Me senté en el sillón y amarré sus piernas con una cuerda de algodón roja, luego las apoyé contra las mía, quedando él con el torso para arriba acostado en el suelo y su pierna y entre pierna a mi simple vista.

Tomé su miembro, erecto, con mi mano, y di un fulminante azote en el cuerpo del miembro. El grito de dolor puro me encantó, tan dulce y elegante como mi fusta. Seguí atacando diversos puntos, como la planta de los pies o los dedos. Yo quería que llorara sangre.

Me divertí así durante unos minutos, no quería dejar inutilizable sus extremidades y mucho menos su aparato reproductor, me será importante en la copulación.

Lo arrojé al suelo frente a la chimenea, con su cabello a medio metro de esta. Apunté la espada a su cuello y lo miré a los ojos.

"Yo, Diosa de la guerra Y, te destierro a ti, horripilante demonio de placer pagano, del cuerpo puro de mi ángel. Tus actos jamás serán perdonados y me encargaré que sufras en dolor eterno por el cobarde atentado que obraste no solo contra mi preciado ángel, si no, directamente a mí, la diosa Y"

Supe que el demonio se iba cuando vi la mirada perdida y gris de dolor en mi ángel. Le prometí a esa abominación un estado mental de único dolor puro, y lo cumplí. Como acto final, formé una pequeña cruz en la frente de mi ángel con la espada, para luego, con todo mi amor de Diosa del amor y de la guerra juntas, besar aquella cruz con inmenso cariño.

~

Al terminar todo, salí del cuarto con el cuerpo de mi ángel en brazos. Ya no era ese ser desobediente y controlado por un demonio, había vuelto a su más puro estado. Yo aún iba con mi traje de Esdeath, acertado para desterrar a la débil bestia que osó en controlar a mi Izuku.

Lo llevé a la bañera y dejé mi gorra a un lado, y proceder a limpiar las heridas del delicado cuerpo de mi ángel. Poco a poco su vista recobró el verde tan preciado que amaba. Él no decía una palabra aun acabado el baño. Lo abracé, cariñandolo con mis guantes largos de cuero negro.

~

Angel [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora