Angel [✔️]

XXVII

(Ryukyu)

Estos días han sido bastante ajetreados. Entre convencer a varios héroes, investigaciones, reclutar jóvenes, etc.

Todo esto ha sido bastante cansado, pero sé que hay algo más que una mansión. Una chica de 16 años no puede tener tanto poder.

Una ducha. Probablemente eso me haga sentir mejor. Debo dejar las responsabilidades se lado y centrarme un poco más en mí.

Sí, eso estaría mejor.

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(Momo)

El corazón es uno de los tantos órganos vitales que poseemos los humanos. El corazón es también una representación poderosa de amor.

Pero no de fidelidad.

¿Qué me asegura que mi ángel me sea totalmente fiel? Si lo pusiera a elegir entre otra mujer y yo, su diosa, ¿me elegiría?

¡Claro que lo haría! ¡Es mi dulce ángel!

Alguien tan puro de corazón y casto no puede traicionarme. No. No lo puede hacer.

Se lo debo demostrar. Demostrarle que su diosa está ahí, mirándolo.

En el centro de mi jardín, muchas barras de acero se formaron para recrear la silueta de un gran corazón.

De él, Izuki colgaba de sus pies. Una cuerda justo en la punta del corazón descendía para sostener su ingle. Es doloroso, lo sé, pero debo asegurarme que su mente esté libre de impurezas que corrompan su fidelidad y adoración hacia mí.

Estaba maniatado detrás de la espalda, y su boca no podía emitir sonido alguno más que sonidos intangibles por su mordaza.

Mi vestuario debía ser adecuado. Mis botas eran altas, oscuras y con punta de aguja, simbolizando mi autoridad. Mi blusa con mangas cortas y mi pantalón, que estaba debajo de mis botas, mostraban mi lado humano. Por último, mis largos guantes oscuros que traspasaban mis codos, mostrando mi feminidad y vulnerabilidad como un ser femenino.

Mi largo látigo iba a ser mi arma contra los defectos de Izuku. Él estaba desnudo y fatigado, de esa forma entendería y sería más disciplinado en amarme y adorarme.

"Sucio ángel." Le dije. Estaba enojada. "Tu infidelidad de pensamiento, palabras y acciones han desatado mi furia. Soy tu diosa. Tu ama. El ser por el que deberías arrodilarte. Eres infiel. Pagarás por esto." Di unos giros en el aire a mi látigo y acerté un azote en la espalda.

Su sangre comenzó a correr.

"¡Eso es! ¡Sufre! ¡Siéntelo! ¡Un ángel le sirve a su diosa con amor y adoración, no con soberbia e infidelidad! ¡Grita! ¡Que el viento lleve tu alarido para que te lo regrese!"

Su espalda estaba manchada de rojo. Me acerqué a él y pinté mis labios con su sangre. Debo purificarlo.

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