Para una joven estudiante común y corriente como Yūji Itadori no había absolutamente nada en su corriente vida que ella pudiese considerar emocionante o digno de ser recordado como un momento clave que la marcara profundamente. Y no es que la joven Itadori no estuviese a gusto con su vida ni feliz con lo que ya tenía, al contrario, a sus quince años ella no podía estar más contenta de tener todos los privilegios que una chica de su edad podía necesitar: un rendimiento escolar muy bueno, unos inseparables amigos a los que estimaba demasiado y viceversa, una infancia y adolescencia alegres, un cálido hogar al cual regresar y una vida gratificante al lado del único familiar que le quedaba con vida y quien siempre veló por su bienestar, la amó y la crió como si de una hija se tratase: Wasuke Itadori, su abuelo.
La única inquietud que Yūji tenía respecto al entorno que la rodeaba era al por qué todo aquel que la conociese quedaba tan encantado por ella y la idolatraba como si de la octava maravilla del mundo se tratase (parecían estar hechizados). Toda persona que se le acercara actuaba de forma inusual con ella, hasta podría afirmar que le daban un trato especial muy distinto al que le brindaban a cualquier otra fémina de su edad que a simple vista podría lucir más interesante y deslumbrante que su persona. Misma razón por la que varias veces recibía comentarios negativos o despectivos por el supuesto "egocentrismo" con el que se desenvolvia, palabras que mayormente le dirigían las otras féminas de su instituto, quienes pese a no tener razón en lo que decían, lograban hacerla sentir muy mal.
Yūji no se esforzaba en lo más mínimo por hacerse notar o mostrarse única, no, Yūji solo quería ser ella misma y realizar acciones con las que se sintiera a gusto, las cuáles no se podrían considerar como algo exclusivo de sí misma, pues la solidaridad, la sencillez, la humildad, la generosidad, la amabilidad, el empeño y dulzura impregnados en sus actos eran aspectos con los que muchas otras personas podían identificarse.
Y no es como si se esforzara por mostrarse glamurosa o pretenciosa. Únicamente en eventos especiales con su abuelo o en los festivales de su ciudad a los que asistía con sus amigos se esmeraba por lucir y sentirse bella, pero sinceramente tampoco le parecía para tanto el cómo lucía en esas circunstancias, ya que comparada con otras chicas que sin duda alguna se veían preciosas con sus finos kimonos, ella no tenía nada novedoso que mostrar. Solo era ella misma luciendo con orgullo aquella sencilla pero linda prenda regalada por su abuelo en su cumpleaños. Y aún con solo esto, lograba ser el centro de atención sin pretender serlo.
Todo lo que tenía era una vida tranquila y para nada fuera de lo usual a decir verdad. Fama, dinero, lujos, hazañas asombrosas, aventura, nada de eso era parte de su día a día. Entonces ¿Por qué la mayoría parecían estar tan fascinados por alguien como ella?
No obstante, aquella existencia tan sencilla se acabaría perturbando con la reciente recaída de salud de su abuelo que tarde o temprano lo llevaría a su inevitable final, dejándola completamente sola en el mundo como tanto temía la adolescente.
Al menos eso era lo que la inocente Yūji Itadori había visualizado para su futuro...
◇
◇
◇
◇
◇
— Buenos días...
Yūji recién se estaba recuperando de la profunda inconsciencia en la que estuvo sumergida durante lo que pareció ser un largo tiempo. Su visión ensombrecida poco a poco comenzó a aclararse, dejándole contemplar el extraño sitio en el que se encontraba y al peculiar sujeto que tenía su vista puesta en ella, al cuál extrañamente ya creía conocer.
El hombre albino frente a ella, cuyos ojos estaban cubiertos por una oscura venda que rodeaba su craneo, le sonreía de forma ladina y pícara, y esto sumado al pequeño cuarto iluminado por lámparas o velas y cubierto de sellos en el que despertó, la dejaron más confundida que nunca.
— ¿Y cuál de los dos serás ahora? — le preguntó el misterioso sujeto sin dejar de sonreírle.
— Creo que tú eras...
— Satoru Gojo, me encargo de los de primer año de la preparatoria de hechicería.
— ¿De hechicería? Fushiguro.... ¡¿Está muerto?! - Preguntó repentinamente preocupada, antes de notar que estaba aprisionada con las manos en el espaldar de la silla en la que reposaba — ¿Qué... es esto?
— No puedes darte el lujo de pensar en otros, Yūji Itadori — Le comentó Satoru, relajando sus manos — Tu ejecución secreta ya se determinó...
____________________________________________________________________________
Nota de la autora:
De una vez les recuerdo y recalco que este fanfic es un todos x Yūji, quien en esta historia cumple el mismo rol protagonico que en la obra original de Gege Akutami, con la única diferencia de que aquí es mujer. Además en esta historia habrán parejas de todo tipo para Yūji, tanto con chicos como chicas que se sientan muy cautivados por la protagonista.De paso me gustaría saber ¿Qué personaje del harem les gustaría que sea quien se gane el corazón de Yūji?
Y en fin, espero que disfruten de este AU alterno.🥰
ESTÁS LEYENDO
La Hechicera Que Brilla Como Una Estrella - AllxFemYūji
RomanceLa historia gira en torno a la estudiante Yūji Itadori, quien se une a una organización secreta de hechiceros para matar a una poderosa maldición llamada Ryōmen Sukuna tras convertirse en su anfitriona. No obstante, las cosas podrían complicársele n...