Megumi sintió una fuerte punzada que lo alarmó. Dirigió su mirada al área inhata y percibió cómo la presencia de la maldición de categoría especial había desaparecido. Aparentemente, Yūji había derrotado a dicha maldición, lo cuál lo alivió enormemente y lo impresinó.
— Menos mal que venció. Sólo debo esperar a que Itadori salga de allí para culminar con esta misión — Pensó Megumi al momento en que sus facciones se relajaron. No obstante, su tranquilidad desapareció al sobresaltarse por la aparición de un abrumador ente maligno detrás de él.
— Lo siento, pero ella no regresará — Dijo Sukuna a sus espaldas, mientras mantenía una expresión altanera en su rostro.
Las manos de Megumi temblaron al oirlo y su pulso de aceleró.
— No te asustes así, mejor charlemos un rato ahora que estoy de buen humor. Después de todo, tengo temas serios que aclarar contigo — Sukuna se paró frente al pelinegro y le dió la espalda — Yūji se merece esto por tratar de usarme sin hacer ningún pacto. Al parecer le cuesta volver a cambiar conmigo, pero por lo testaruda que es será solo cuestión de tiempo para que retome el control.
Tal y como ocurrió la primera vez que se vieron, Sukuna rompió la vestimenta que cubría el torso de Yūji, dejando al descubierto sus senos cubiertos por un sujetador blanco y la piel en la que sus distintivas marcas negras aparecieron.
Megumi frunció el ceño y se sonrojó igual que en el primer instante en el que la vió así. Aún si lucía atractiva, le molestaba mucho más que Sukuna tuviera esa tendencia a romperle sus abrigos para dejarla expuesta cada vez que la poseía.
— Por lo tanto, pensé en qué hacer mientras vuelve — Sukuna comenzó a toquetear todo lo que pudo del cuerpo de Itadori, sobre todo su trasero y su busto — Increíble como una chica de su edad consiguió este físico ¿O no?
— ¡Basta! ¡Deja de manosearla sin su consentimiento! — Megumi se acercó y le sostuvo las manos — No te atrevas a ponerle otro dedo encima.
Sukuna le sonrió de forma socarrona y lo alejó de un empujón.
— Éste cuerpo fue destinado a mí, no por nada funciona para ser mi contenedor. Aunque ciertamente su progenitor se esforzó de más por darme un cuerpo perfecto, ella es una belleza como ninguna otra como ya has de haberlo comprobado, y eso que ya estuve con varias mujeres atractivas en el pasado. Así que créeme cuando te digo que ninguna de esas repulsivas humanas se le compara a mi precioso recipiente en ningún sentido — Sukuna se cruzó de brazos para hacer sobresalir mucho más los pechos de Itadori y mortificar más al joven frente a él — Yūji ha captado mi interés como nunca antes lo logró otra mujer. Y el poder observarla desde dentro de sí misma en su día a día me hizo comprender que mi inclinación por ella va más allá de un mero deleite visual por su físico. Aún así, no he podido evitar fijarme que no soy el único que piensa de ese modo...
Megumi solo desvió la mirada y apretó los puños para no prestarle atención a lo que veía y centrarse solamente en las palabras de la maldición.
— He de admitir que no me agrada ni un poco el cómo tú y los otros asquerosos hechiceros la miran. Pero dada las circunstancias en las que estamos y... la oportunidad que se me presentó para regresar, me temo que mis planes y pensamientos deben cambiar, especialmente los que giran entorno a ella. Lo cuál incluye, por supuesto... — Sukuna masageó un poco el seno izquierdo de Yūji antes de atravesarse el pecho con la mano y arrancarle el corazón a la chica de un solo tirón — ... Obsequiarte lo que tú y muchos más han deseado obtener de ella apenas la conocieron.
Fushiguro sintió cómo unas cuantas gotas de sangre se estrellaron contra su mejilla, por lo que al voltear a ver a Sukuna, se horrorizó al contemplar cómo la maldición sostenía en su mano el aún corazón latente de Itadori, mientras que de su pecho se escapaba una gran cantidad de sangre.
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La Hechicera Que Brilla Como Una Estrella - AllxFemYūji
RomanceLa historia gira en torno a la estudiante Yūji Itadori, quien se une a una organización secreta de hechiceros para matar a una poderosa maldición llamada Ryōmen Sukuna tras convertirse en su anfitriona. No obstante, las cosas podrían complicársele n...