Capítulo 20

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Todo había sido una verdadera bestia en el combate mano a mano desde su infancia, pues su basto talento a la hora de derrotar a chicos más grandes que él en las luchas a puño limpio le hicieron obtener reconocimiento e infundir temor desde niño. A veces podía divertirse con peleas parejas, bien reñidas o en las que se sintiera acorralado, pero eran más las ocasiones en las que la balanza se inclinaba a su lado desde el comienzo, volviendo dichas luchas simples golpizas a contrincantes débiles que no llenaban su espíritu intrépido y aguerrido.

La hazaña que le haría cambiar su vida para siempre sería la paliza que le proporcionó a un engreído muchacho de preparatoria, cuando él apenas cursaba el tercer año de secundaria. Fue una dolorosa cobranza la que le dió por haberse burlado de él, ya que a Aoi Todo solo le bastaba una humillación para que la campana de ring sonara y diera inicio a su asalto. Había dejado al idiota altanero en el suelo derrotado y adolorido, mientras él lo usaba de asiento para tomar un breve descanso.

Aquel triunfo fue más que gratificante para aquella ruda mujer rubia que había presenciado el combate, quien al notar su innegable fuerza y brutalidad para las luchas cuerpo a cuerpo, no dudó en invitarlo a formar parte de un nuevo mundo; del mundo de la hechicería, donde solo los más despiadados y lunáticos terminaban triunfando.

"¡Nice fight, boy!" — Fue lo que le oyó gritar a la entusiasta fémina — "¿Qué tipo de mujeres te gustan?".

Yuki Tsukumo era una mujer muy fuera de lo común. Y aunque la primera impresión que tuvo Todo al verla actuar tan escandalosa fue algo despectiva, él supo al mismo tiempo que ella sería la que se encargaría de darle fín a esos días de vida tan aburridos que tanto lo habían hartado.

Y gracias a su guía y a sus lecciones, pudo formar el tosco carácter y enorme fortaleza física tan característicos de él, lo que rápidamente le hizo ganar su debido reconocimiento como hechicero. Y aunque aún estuviese rodeado de gente mediocre con pésimo gusto, el enfrentar frecuentemente maldiciones se había vuelto un desafío infaltable en su alocada vida.

¿Y qué mejor forma de culminar con sus participaciones en el evento de intercambio que defendiendo a su gente junto a la bella chica de tan impecables fijaciones y talentos explotables que tuvo la suerte de hallar?

Aoi Todo estaba seguro de que Yūji Itadori sería el mejor y más perfecto complemento con el que pudo llegarse a encontrar. Y por nada del mundo estaba dispuesto a dejarla ir.

— Ha llegado el momento de usar mi ritual — Declaró Todo con voz prepotente.

— ¿Cómo? Creí que ya lo habías usado antes — Alegó Itadori confundida.

— Claro que no. Y no tengo tiempo para darte explicaciones — Exclamó, antes de mirarla con complicidad — Solo puedo decirte una cosa: Ataca y confía en mí.

— ¡Claro! Aunque en realidad fueron dos — Comentó Yūji de forma juguetona.

— Bien, analicemos las cartas del oponente: Posee las raíces que salen de debajo de la tierra, seguramente se aceleran y fortalecen en la medida que limita su alcance — Todo siguió con la mirada los movimientos de su oponente — Las esferas que tiene pueden lanzar uno o más ataques y flotar. Tengo que estar atento a su activación. Los brotes malditos fueron con los que atacó a Fushiguro. Uno solo de esos bastaría para incapacitarte, así que supongo que no puede usarlos demasiado. Su campo de flores, aunque parece que te relaja, no fue fácil de deducir cuál era su efecto. No hace falta preocuparse, y ya mostró su brazo izquierdo también. Por último, está la posibilidad de que todo eso sea para despistar, pero sin importar el ritual que tengas, de nada sirve si no te deja activarlo. Incluso esperando lo inesperado, la única conclusión a la que puedo llegar en base a mi análisis es la victoria, porque ya no estoy solo. Tengo a mi chica ideal a mi lado, no necesito de nada más para vencer.

La Hechicera Que Brilla Como Una Estrella - AllxFemYūjiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora