Serendipity|• ᵀᴷ

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La vida de ambos chicos cursaba distinta, mientras Taehyung se ocultaba tras una sonrisa perfecta saludaba a las cámaras y se esforzaba por mantener su título como "El CEO más poderoso de todo Londres", el antiguo castaño se vivía con dolores debido al embarazo.

No asistía a sus clases en la universidad, abandono su trabajo como diseñador de interiores y únicamente se centro en cuidarse a él y la criatura creciente en su vientre, su cabello abafo resalta minúsculamente los rastros de su antiguo color, aquel rojo desaparecía conforme los meses cursaban.

Necesitaba con urgencia salir abastecer su alacena y refrigerador la comida escaseaba pues ser un hombre embarazado con cuatro meses por delante le prohibía unas cuantas cosas, entre ellas el estar de pie tanto tiempo, terminaba con las piernas hinchadas y con horripilantes dolores de espalda, no recordaba que estar en cinta le perjudicará bastante la vida.

Justo fue ahí que cayó directo al abismo mental, él paso por desapercibido aquellos malestares porque en su etapa de embarazo anterior fue Taehyung quien le cuido y se desvivio por él, ahora todo aquello sería únicamente un fragmento del pasado.

Los recuerdos.

Vivencias que se graban en lo profundo de la mente y el alma. Siempre llegan sin permiso para atraparte en el momento menos esperado y llevarte de viaje a ese momento o ese lugar.

Los recuerdos son como una máquina del tiempo escondida en tu mente. Aquellas escenas de esas experiencias le caen como balde de agua fría, tiembla ante el recuerdo traga duro pasándose por la garganta aquel ácido sentimiento de arrepentimiento, si él no se hubiera hundido tanto como lo hizo seguiría alado de Taehyung y juntos cuidarían de su crío.

A Jungkook le costaba asimilar la situación, durante sus primeras semanas se decidió en tomar la opción del aborto, sin embargo desecho esa idea cuando recordó los días que se hincó frente a su cama y pedía en oraciones que le permitieran una segunda oportunidad para ser padre.

Y si este milagro era esa señal para que sus esperanzas volvieran aumentaría su fé, estira sus brazos para hacerlos tronar logrando desentumir sus huesos, talla sus ojos esperando a que alguien entre por su habitación para hacer su petición, no podía ser un holgazán todo el tiempo. Se alentaba día a día frente al espejo creyendo que si lo hacía avanzaría, mejoraría de algún modo.

La pequeña bolita comienza a formarse en su estómago, a penas luce visible puesto que a diferencia del cuerpo delgado de una mujer Jungkook no adoptaba como tal la figura de una embarazada, en tan solo un mes conocería el sexo de aquél bonito bebé creciente dentro de él.

Moría de ansias por contactar a Taehyung sin embargo con su desaparición no tenía una ubicación exacta para ir por él, por poder explicarle que dios se había apiadado de ambos dándoles la oportunidad de ser pareja y padres de nuevo, vivía con la ilusión de darle una familia completa al menor, no creía ser capaz de soportar el no tenerlo cerca, aunque hizo el esfuerzo por no tenerlo cerca ahora solamente quería encontrarlo para confesarle todo y ahorrarse la historia trágica a futuro, aquella en la que no tendría palabras para explicar exactamente porque solamente él cuidaba del pequeño o pequeña.

El destino era tan incierto y lleno de misterios.

Quería que volviera Taehyung y le cumpliera la promesa de seguir siendo su superhéroe en las buenas y malas, aquel que prometió quedarse con él directo hasta la muerte, aunque bien sabía que los dos se habían destruido hasta el punto en el que no existían más.

—Se que tu sientes mis emociones, así que por ti buscaré a Taehyung así eso me implique viajar hasta Francia, por ti iría hasta la luna corazoncito —sonríe melancólico acariciando su barriga, da un bostezo sonando la campanita que le dieron en caso de sentirse bastante necesitado.

Una de las mucamas de sus padres llega antes de adentrarse busca el consentimiento del menor quien animadamente le pide que entre, lo único bueno de todo es que sus padres ya no eran tan herrados como antes.

Sonaría patético sin embargo Jungkook no veía colores desde que Taehyung se había marchado la vida les había puesto juntos y ninguno pudo predecir que se convertirían en un pasado incierto porque moría de ganas de ahogarse en los brazos del pelinegro, sin necesidad de pensar si alguien más ya había aparecido en su vida.

Ya no quería seguir ahogándose en el vacío, porque aunque ninguno estuviera cerca del otro seguían respirando el aire de aquel amor, solamente temían que ambos siguieran destruyendose es por eso que a pesar del punzante dolor en el pecho de ambos jóvenes ninguno buscaba al otro.

Sin en cambio está ocasión ya había un motivo para su reencuentro y sería, el angelito que llegará en cuestión de meses, ahora se les concedió la fuerza para volver a ser padres.

Actualmente ambos tenían 26 años y si la vida les otorgó una segunda oportunidad no era por gusto, no, es porque dicen que las almas que divagan alrededor de nosotros separados por la línea de muerte tienen buenos conceptos de algunos humanos, entre ellos Taehyung y Jungkook.

Las lágrimas recorren sus mofletes pues si notarlo las palabras que un día Taehyung le recitó a su oído cuando eran más jóvenes le llegó como episodio de caricatura.

"Siempre quise que llegará alguien a mi vida y me demostrará interés y me diera mucho amor ahora que llegó soy el más feliz, y Jungkook tu eres esa persona para mí"

Aprieta sus labios limpiando amargamente sus ojos deseando que algún día pudiera despertar de toda esta pesadilla, seguía mintiendosé descaradamente acerca del tema creyendo ciegamente que un día él iba a resucitar y todo seguiría igual que como la noche anterior, cómo esa última noche alado de su familia, aquel día en el que propusieron colocar el árbol de navidad para esperar animadamente el evento favorito de su esposo e hijo juntos como siempre.

Si tan solo supiera que hacía Taehyung, era capaz de clamar a todos los dioses existentes porque le dejarán ser feliz alado de la persona que más amaba.