𝔼𝕝 𝕚𝕟𝕚𝕔𝕚𝕠 𝕕𝕖 𝕦𝕟𝕒 𝕟𝕦𝕖𝕧𝕒 𝕓ú𝕤𝕢𝕦𝕖𝕕𝕒

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— ¿¡Qué!?, ¡No! —, exclamó Shrek, furioso ante lo que esos desconocidos ordenaban. Camino hacia ellos a pasos duros.

No le gustó para nada la forma en la que estos le hablaron, eran desconocidos y parecían estar comportándose como sus padres.

— Espera —, le dijo Encantador preocupado en el momento en el que lo sostuvo de una muñeca, deteniéndolo.

A Encantador le importaba mucho esas personas, pues, los consideraba casi como sus padres por la protección que llegó a brindarles. Aún le preocupaba lo que estos pensaban de él.

Pero su agarre no duró mucho porque siguió caminando hacia ellos, al llegar frente a ellos, los señaló con la mano derecha.

— ¿¡Quiénes son ustedes para dar órdenes!? —, les recriminó con gran rechazo.

Los reyes lo observaron con seriedad, estaban enojados, pero pensaban ser más amables con el Omega.

Parecía que este no sabía quiénes eran a pesar de las coronas en sus cabezas. La reina dió un paso al frente.

— Soy la Reina Lillian y él es mi esposo, el Rey Harold —, dijo con solemnidad y orgullo, dando un paso al frente con una mano al pecho.

Shrek los observó levantando una ceja mientras fruncía el ceño. Se daba cuenta de que el rey era más pequeño que la reina, pero no quiso pensar más en ello.

Ella se percató de su mirada confundida y fastidiada, pero no le dio mucha importancia. Lo que fue signo de que su enojo volviese a salir, fueron las marcas en su cuello y pecho descubierto.

Su mirada volvió a colocarse sobre Encantador, fulminándolo con la misma con rechazo.

— ¿¡Cómo te atreves a hacer tal cosa!?, ¿No se supone que estaban en disputa por su mano? —

— Las cosas... Se fueron por otro rumbo —, comentó Encantador avergonzado, mientras apartaba la mirada, chocando miradas con Fiona.

Tenía una mirada deprimida y contrariada, parecía que el enojo se le había pasado.

Rápidamente volvió a apartar la mirada y observó la espalda de Shrek, este retrocedió unos pasos.

— ¡No le hablen como si se hubiese aprovechado de mi!, ¡Yo lo acepté! —, exclamó con gran furia.

El rey intentó tomarlo de la muñeca, tal vez para intentar llevarlo a otra parte o colocarlo de su lado.

Pero el Omega fue más rápido y se volvió a colocar a un lado de Encantador mientras los observaba con un gran rechazo.

— ¿¡De qué se trata esto!?, ¿Cómo que... "Mi mano" está en disputa?, ¿Solo porque soy un Omega pueden tratarme de esa manera? —

— Una vez que un Alpha forme un enlace contigo, se hará oficial —, comentó Harold con tono serio y firme.

— ¿No se supone que es mi elección? —

— Shrek... —, lo llamó Encantador con suavidad.

El Omega se giró hacia Encantador, se percató de su vergüenza y repentina timidez. Tomó su mano mientras lo veía expectante pero con cierta ternura y preocupación en su mirada.

— ¿Qué pasa? —

— Creo que... También Fiona se merece una oportunidad —, dijo con voz arrastrada y dudosa.

— ¿¡De qué hablas!? —, preguntó nuevamente enojado.

— Debes de intentarlo —

— ¡No! —, exclamó con rechazó.

Omega de PantanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora