【 primero 】

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Dedicada a Dani, para que sea su abrazo cuando lo necesite y su compañía cuando se sienta lejos de casa. Te quiero <3.

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Si le preguntan, a Beomgyu, diez razones por las cuales estudió para ser maestro, en estos momentos sólo puede dar dos. Las otras ocho se escapan fácilmente cuando abandona el aula para encarcelarse en el cubículo asignado del salón de profesores. Es el enemigo mortal del papeleo. Ni que hubiese estudiado algo de administración.

Cuando entra al aula algo dentro de sí se transforma. Le gusta la sensación de alimentarse de las vibras de sus adolescentes estudiantes. Además, adora enseñar y el vínculo tan precioso que se forma con sus chicos.

Le toma un cariño inmenso a cada uno de sus estudiantes, incluso a aquellos con los que es más difícil de lidiar, como Kang Eunchae. Hay, al menos, diez reportes sobre la chica recolectados en la semana. Cosa que le apena porque no le gusta tener que llamarle la atención. Los ojos de cachorro que le pone la niña cada vez que él actúa serio son demasiado para su sensible corazón de algodón.

En su clase, de la aburrida Literatura, todos los chicos suelen tener un comportamiento aceptable. No son robots, actúan como niños, pero nunca son irrespetuosos con él y se esfuerzan por dar lo mejor de cada uno. Por eso se extraña tanto cada vez que recibe una queja del que es su salón encargado.

Si él puede con todos los cursos, ¿por qué los demás maestros no pueden con el suyo?

Oye unos pasos y ve a Kang Eunchae acercarse, con la camisa por afuera de la falda y la corbata sin ajustar. Le parece tierno el hecho de que se esfuerce en mostrar una imagen ruda cuando su rostro la delata.

La chica se deja caer en la silla del cubículo de al lado, el cual pertenece a la maestra de Química, la misma que escribió el reporte que tiene en las manos.

—Profesor Choi, le juro que la tienen contra mí.

—Ya has usado esa excusa otras veces, eres más creativa que eso.

La niña lo mira enfurruñada y hace un mini berrinche que le saca una risa al adulto. —Es en serio, no hice nada, pregúntele a Minji.

—No le voy a preguntar a nadie porque confío en ti, Eunchae. —esa es la clave, confiar en sus chicos. Sostiene que de la única manera que una persona rompe una relación de confianza es si tiene un corazón podrido y ante eso no hay remedio.

—Hay una justificación, pero ellos no me quisieron escuchar y usted dice que no puede haber una buena comunicación si uno de los dos no está dispuesto a entender.

—No sé si sentirme ofendido o halagado porque usas mis clases para defender tus actos de intento de niña rebelde.

La estudiante se rió y haciendo una pequeña reverencia le contestó: —Tómese la libertad de sentirse halagado, señor Choi.

Beomgyu sintió algo de alivio al escuchar la pequeña carcajada de la estudiante. Tenía varios días notándola algo cansada y distraída. Pero si algo había aprendido de la chica es a no presionarla. Ella misma contaría las cosas cuando se sintiera lista.

—He estado muy cansada por la mudanza, y ahora vivo mucho más lejos por lo que tengo que tomar el autobús. ¿No pueden dejar que me adapte y ya? Usted no se había quejado y estoy igual en todas mis clases.

¿Mudanza?

—¿Hacia donde se mudaron? —preguntó curioso.

La chica se removió en el asiento sentándose más hacia atrás y agachando un poco la cabeza mientras jugaba con sus manos.

—Me mudé yo, con mi papá.

—Oh —atinó a decir cuando notó que la niña no había vuelto a subir la mirada.

—Papá vive en otro distrito, pero no me quiero cambiar de escuela así que me estoy levantando mucho más temprano.

—Kang, ¿está todo bien? ¿Pasó algo? Sabes que puedes contar conmigo, ¿cierto?

Asintió.

—Ayúdame a organizar unos archivos, eres rápida en eso —le pidió logrando que levantara el rostro y le sonriera.

Eunchae aceptó gustosa la pequeña pila de documentos e inició la tarea. Solo se trataba de separar los trabajos por secciones y en el número de orden del listado. Por alguna razón Eunchae conocía el orden en el que iban todos sus compañeros, donde se sentaban, cómo eran sus mochilas. Incluso se daba cuenta si alguien faltaba y era la primera en investigar la razón para comunicarlo a Beomgyu. Solía ayudar en la organización de eventos o proyectos y hacía pequeños actos de caridad. Todo esto a la mayor discreción posible, llevando el uniforme mal colocado y con cara de pocos amigos.

Una vez terminado el trabajo la chica se recostó del escritorio y gracias a que él único ruido era el tecleo de un ordenador se quedó dormida. Beomgyu lo notó y decidió disminuir lo más que podía el ruido que estaba haciendo al escribir.

Si ahora Eunchae vive en otro distrito, lo más sensato es que se cambie de escuela. Pero al escucharla decir que eso era justo lo que no quería se le apretuja el corazón. También sufriría mucho si pierde a uno de sus chicos. La clase no estaría completa si falta uno.

Entonces se propone hacer lo posible para que la nueva rutina de Kang Eunchae sea lo más llevadera posible y lograr que pase el año sin muchos tropiezos.

Porque si le preguntan a Beomgyu diez razones por las cuales estudió para ser maestro, puede responderte veinte cuando se trata de sus estudiantes. Y la principal siempre va a ser: "Porque quiero que los estudiantes recuerden con cariño y satisfacción la mejor etapa de su vida".

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¡Hi Moa!

Sí, nueva historia con otras tres en emisión. Pero, en mi defensa, twitter me puso a delulear con una foto taegyu y debido al aliento de un par de personas (en especial imshyv_) estoy escribiendo esto.

Le tengo un cariño especial a esta idea porque como estudiante de Literatura, quisiera que todos los maestros fueran como el Beomgyu que van a conocer aquí.

Les dejo un beso en sus frentecitas preciosas.

¡Moatori se despide!

¡Moatori se despide!

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(Mi Manchae linda)

(Mi Manchae linda)

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Cute Inside | TaegyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora