Capítulo VII

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Matthew

Clara está cayendo poco a poco en mis encantos, al parecer sudar más que un deportista resalta mi atractivo.

Hoy es el primer día de clases siendo también la etapa más importante en mi juego. Como todo un profesional entro en personaje.

Ojeo mi armario en busca del atuendo indicado. Soy quisquilloso desde la cabeza hasta los pies por lo que me decido por una camisa blanca con un suéter negro combinado con unos jeans y mis botas trenzadas.

Me miro en el espejo mientras me peino dividiéndome por la mitad. Parezco como si me lamió una vaca, en fin, siento que algo falta.

— ¡Los lentes! — recuerdo. — ¿Dónde los habré dejado?

Los buscos por la mesita de noche, por el armario incluso en el baño ¡joder! No los encuentro. Me siento en la cama y pongo las manos sobre la cabeza tratando de pensar. Miro fijamente el armario hasta que recuerdo que los guardé en el compartimento. Los busco y, en efecto, ahí estaban.

—Parezco un empollón.

Con la mochila en hombros, voy en busca del mejor café matutino para luego tomar el autobús que me deja enfrente. Quedo embelesado mirando el frente del instituto, siendo exactamente igual como en mi investigación. Había hecho bien mi trabajo en aprenderme todos los rincones de este lugar.
Entro guiándome de mi conocimiento al área administrativa para integrarme formalmente, la encargada me entrega mi horario y el candado del casillero, le doy mis falsas gracias y me regreso al pasillo principal con la ilusión de encontrar a mi objetivo.

Me veo tan patético que todos me andan mirando como un ovni, recibo miradas burlescas, risas, pero los ignoro, ellos no me interesan.

Casi llegando a mi casillero doy una mala pisada o ¿me pusieron un pie? El punto es que ahora mi cara está haciendo contacto con el suelo, me intento parar, pero un peso obstruye mis movimientos.

Giro la cabeza hacía un extremo viendo que es un Neanderthal haciéndose el gracioso, si me conociera estaría a kms de distancia y rogando piedad.

— ¿Pue-deees qui-tar tu pie? —digo entrando en personaje.

—No -o-o pue-e-do— lo imita, riéndose junto con todos en el pasillo.

Harto de la situación comienzo a moverme hasta hacerlo tambalear para luego caerse a mi lado. Todos en el pasillo comienzan a abuchear diciéndole a el estudiante, que sorpresivamente, se llama Steve: ¡flojo!, ¡¿te quedaras así?!, ¡enséñale quien manda!

Steve empoderado, agarra el cuello de mi camisa y me arrastra por todo el pasillo hasta llegar al baño. Los gritos de emoción de los espectadores son eminentes, el primer escusado que ve el idiota fue el inicio del fin de mi vida social. Sentir el agua, aunque no tiene heces, con solo saber que las personas defecan y orinan sin cesar en estas pocilgas, hizo que me emergieran unas ganas de intercambiar de lugar y hacerlo beber de la misma agua que me ha obligado.

—Que ni se te ocurra pedazo de inútil volver a desafiarme o a mirarme donde quiera que esté—dice dejándome en paz y llevándose a su multitud consigo.

Estando a solas, veo mi aspecto en el espejo enfureciéndome lo que veo: suéter mojado, camisa por lo menos semihúmeda y mi cabello hecho un desastre. Me quito el suéter y mojo mi cabello con agua limpia hasta que me convenza de que no hay ni una gota del agua del retrete, luego le quito los excesos dejándolos decentes.

Después de sentirme lo suficientemente sereno, salgo del baño para buscar mi mochila donde ocurrió el incidente, por lo menos no me la desaparecieron, aunque con todo su contenido esparcido por el pasillo. Recojo todo y coloco mis materiales de los siguientes periodos, el resto lo guardo en el casillero junto con el suéter para tenderlo después en casa.

Chequeo la hora y aún falta para que termine el primer periodo, así que me voy al patio a esperar que pase el tiempo.

El patio es uno de los lugares más grande de este instituto, casi toda el área es verde, con unos asientos ecológicos puestos por el club a favor del reciclaje y el medio ambiente. Me gusta uno que se encuentra debajo de un olmo, me acerco y tomo asiento. Me distraigo navegando por la red social WeWithUs. Busco el perfil de la escuela y veo que han subido sobre nuevas suscripciones a los clubes de
cualquier preferencia incluso los deportivos.

Veo una publicación que capta mi atención por solo estar Steve.

Ubico su perfil viendo lo típico de un engreído con privilegios, no es ironía de mi parte. Hace media hora publicó un post anunciando un partido el viernes, el cuál será participe.

¡Ansioso de que llegue el viernes Steve, ansío de que nos conozcamos mejor!

Justo cerrando WeWithUs suena la campana anunciando el cambio de periodo, según mi horario, me toca matemáticas con James Colhem, he sabido que es uno de los profesores más consciente y respetuoso de la institución.
Entrando al aula llamo la atención de todos, otros tratan de identificarme como el chico que fue víctima de Steve, otros ven mi esculpido cuerpo y el otro porciento me ignora.

Me siento en la segunda fila a la derecha siendo una buena ubicación para mirar cuando llegue el profesor Colhem y eso hago hasta que algo o más bien alguien acapara mi atención.

— ¡Matthew! —vocea Clara.

Se dirige a mí junto con sus dos mejores amigos: Zack Murphy e Izzy Sharlow. Las redes de Clara están plagadas del pelirrojo y la judía feminista.

—Bien Matthew, estos son Zack e Izzy, mis mejores amigos de toda la vida.

—Un gus-to—digo tímido extendiendo mi mano para estrecharla, ellos hacen lo mismo.
Los miro secretearse entre ellos, pero no logro escuchar nada y no lo sabré porque justamente entra el maestro haciendo que todos vayan a sus lugares e inicia su clase como acostumbra en los años que tiene ejerciendo su profesión.

—Se formarán en parejas para los siguientes trabajos, comenzando con el que asignaré justo ahora- se escuchan reproches por todo el salón— sin reproches o no los dejo elegir, pueden empezar mientras veo el material.

El aula se convierte en un escándalo de sillas moviéndose en distintas direcciones mientras me distraigo leyendo "El conde de montecristo". Le tomé cariño a la lectura por la inmemorable Claudine, ¡cielos! Para haber podido matarla, tuve que desarrollar un "amor por la lectura". Frecuentando la biblioteca que visitaba para observarla y esperar el momento perfecto. Fue mi tercera y tortuosa partida por solo obsesionarme con todo lo referente a ella. Siempre me sentaba a 3 sillas de distancia para no estar ni tan cerca ni tan lejos.

<<Una tarde vi avances cuando buscaba un libro para "leer" en un estante donde estaban los libros más peculiares.

Claudine se acerca viéndome despistado para ayudarme. Antes de morir me contó que me había visto muchas veces leyendo clásicos de la literatura y que con solo verme leyendo, le emocionaba. —Faltan chicos como él—recito sus palabras.

— ¿No sabes qué leer? —dijo Claudine—No encuentro uno que me emocioné, ¿me ayudas a elegir? — rasqué mi cabeza.

—Sí, lee este—me pasó un libro con una tapa dura— la metamorfosis, Franz Kafka— leí.

—Lee un capítulo y si quieres podemos debatirlo, ¿siempre vienes a esta biblioteca? — preguntó buscando conversación.

—Si, es una de las mejores, se puede encontrar de todo.

—Sin duda—dijo alejándose.

Sacudo mi cabeza alejando esa conversación para seguir con mi lectura. Minutos después Clara nuevamente oscurece la claridad con la que veía las letras del libro.

— ¿Quieres hacer equipo conmigo? —pregunta.

— ¿Zack e Izzy? — replico.

—Ellos este año quisieron ser equipo y me han hecho a un lado— responde.

—No te haré a un lado, ven, siéntate— doy palmadas en el asiento del lado.

Clara se sienta y saca su libro de matemáticas, mientras estaba concentrado leyendo, el profesor había asignado el primer trabajo grupal por lo que no teníamos tiempo para terminarlo así que intercambiamos números para encontrarnos en un cibercafé para concluirlo.

El juego macabro de un homicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora