Capítulo XIII

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Matthew

—Hoy es el día Zack, espérame en el lugar acordado, llevaré a tu primera víctima—le entrego un celular desechable— Cuando recibas mi llamada debes de estar listo, ahora vete—lo empujo.

Busca su vehículo y hace lo que le pido. Zack ha sido una buena compañía desde lo de Claire, soy aquel con quien ella se marchó. Les leía los labios cuando habían pedido "privacidad" para hablar. Es triste confesarse y que te rechacen porque la idea de estar juntos le causa dolores estomacales. Me causa gracia cada vez que lo recuerdo.

<<Zack desde ese día, decidió investigarme.
Encontró mi identidad de aquel entonces,
pensé que me entregaría, pero tenía otros planes: quería ayudarme a matar a Claire. Lo cual me lo encontré interesante y acepté; mientras yo la tenía secuestrada, él por Oregón, me hacia los trámites para trasladarme en su ciudad.

En los días póstumos de la muerte de Claire, me contactó con una propuesta.

—Ambos salimos ganando, luego tomaremos caminos separados— dijo en la quinta llamada que me hacía en el día. —Quiero ser como tú, o por lo menos ser tu ayudante—rogaba.

—Odio que me rueguen Zack, no me hagas matarte ya mismo—advierto.

—Mataremos a quien quieras y solo apareceré cuando me necesites—dice con la esperanza de que acepté y así lo hice, pero con un precio que en su momento tendrá que pagar. >>

[....]

Hoy es el comienzo del fin de mi partida, al fin, podré tachar un pendiente. Se han cumplido los meses y es momento de saciar mi sed.

Robo un auto para ir a la fiesta del equipo, solo faltan unas horas para que sepan que Steve está muerto. Para mi suerte, Clara está esperándome en una zona llamada "jardín" decorado con muchas botellas de alcohol y adolescentes vomitando.

Pasamos un rato agradable, pero debíamos regresar por Clara. Entra al vehículo de copiloto pensando que la llevaré a su hogar, le digo que se recueste dándome la espalda viendo por la ventana.

Clara no me cae bien, nunca podría simpatizar con ella, Matthew sí. Es muy boba, personas como ella hacen del mundo verse más inhabitable.

Paso la entrada de la ciudad y ella no protesta, por lo que deduzco que se ha dormido. Me estaciono en un lugar sin luz para no ser distinguidos entre la oscuridad para tirar su celular, luego pongo el auto en marcha para llegar a nuestro lugar: una hermosa casa a las afueras de la ciudad, específicamente a una
hora de trayecto. Sé que dentro del lugar está
todo estrictamente como se lo pedí a Zack, pronto se enterará que le ha cavado la tumba a su amiga.

Recuerdan cuando dije que él tiene que pagar un precio justo. Este es su precio, el mismo que pagué tiempo atrás. La muerte de mi hermana fue muy injusta a manos del maldito de mi padre. Sus ruegos deambulan muchas veces en mis pesadillas, por eso odio que me rueguen. Me hacen sentir tanta rabia que con cada estocada que le di, me hice una promesa: castigar al que ruegue.

Cargo a clara dormilona para llevarla a una habitación preparada especialmente para ella, con cadenas en los alrededores de cama, trampas para osos en el suelo y ventanas cubiertas por tablas para que ni la luz del sol toque su blanquecino cuerpo.

La acuesto en la cama, y ella rápidamente se sienta tratando de identificar donde está.

—Matthew, ¿Qué hacemos aquí? —pregunta confundida.

—Lo primero es: no soy Matthew, él solo es una identidad falsa; lo segundo: estas secuestrada y harás lo que diga y por último, pero no menos importante: Si no sigues mis reglas te mataré tan lento que me rogaras y me motivarás a hacerlo.

El juego macabro de un homicida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora