Capítulo Cuatro

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A la mañana siguiente, HyunJin se despertó con la sensación de que alguien lo estaba empujando por el brazo repetidas veces. Ni siquiera tenía que abrir los ojos para saber que era San. HyunJin y San no solo tenían la habilidad de saber dónde estaba el otro todo el tiempo, sino que él reconocería el olor de su hermano en cualquier sitio.

HyunJin no entendía cómo es que siempre sabían la ubicación del otro.

Quizás era una cosa de gemelos o una habilidad de cambiaforma.

Todo lo que sabía, era que aunque estuvieran a millas de distancia, podía darse cuenta de lo que estaba pasando con San. Era más que un GPS doble, podían, también, saber lo que el otro estaba sintiendo: si estaban con dolor, incluso si estaban con hambre.

A veces, su regalo, como su abuelo lo había llamado, era útil. Pero la mayoría de las veces era condenadamente molesto. Ya era bastante difícil tener que lidiar con sus propias emociones, por no hablar de la carencia que tenía San. Quizás era San en su "modo robot" o, había descubierto cómo bloquear a HyunJin. El vacío en donde debían estar sus emociones debería haber desequilibrado a HyunJin.

—¿Qué quieres? —preguntó HyunJin.

—Saber por qué hueles a leopardo —San replicó.

¡Atrapado! ¡Jodidamente atrapado! HyunJin abrió los ojos mientras la culpa lo invadía. Así como un poco de pánico, mientras se apresuraba a inventar una historia.

—Por supuesto que tengo que apestar así. Te dije que acepté la recompensa por la cabeza de Felix —HyunJin dijo.

San se quedó mirando a HyunJin.

—Te das cuenta de que puedo saber cuándo me ocultas información.

Maldita sea esa estúpida conexión de gemelos. Regresaba a darle una patada en el culo a HyunJin.

—Además, deberías haberle disparado con la ballesta y acabar con eso. —San señaló.

—Fallé y nos peleamos en un combate cuerpo a cuerpo.

Al menos esa parte era cierta. Pero ni así no pareció satisfacer a San, sin embargo. Levantó una ceja.

—¿Fallaste? Eso jamás había pasado antes.

—Sí, bueno, nunca me había cruzado con alguien tan hábil como Felix antes. Deberías haber visto sus movimientos. Fueron increíbles.

HyunJin se sentó, contento de que el movimiento no causara que su migraña regresara. Odiaba esas malditas cosas. La de la noche anterior le había causado varias horas de agonía.

—Lo admiras —San dijo.

Era una afirmación, no una pregunta, porque San sabía condenadamente bien lo que HyunJin sentía. El muy bastardo.

—Espera. —San negó con la cabeza—. Es más que eso. Te gusta.

HyunJin salió de la cama y caminó a la cocina. Mientras más rápido pusiera espacio entre los dos, mejor. Bueno, no es que fuera a parar a San de querer saber cómo se sentía HyunJin, pero al menos no iba a tener que ver la mirada evaluadora de su hermano.

—Sabes que es como maleducado de tu parte estar dando vueltas en mi cabeza, cuando a mí me impides hacer lo mismo. Algunos incluso dirían egoísta de mierda —HyunJin dijo.

—¿Entonces esa es la razón por la que no lo pudiste atrapar anoche? ¿Porque te sentiste más que superado por una cara bonita? HyunJin se detuvo, y dramáticamente se puso el dorso de la muñeca en la frente.

Felix tiene una golosina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora