6. Es complicado, somos complicados

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La mía es una historia complicada, y la gente no quiere escuchar historias complicadas. Quieren historias simples, en las que las personas son buenas o malas, nadie bueno comete un error, y nadie malo se arrepiente.
(Cassandra Clare)

Karen y Sarah se estaban besando. Otra vez.

Derek hizo una mueca. Y, a ver, no lo malinterpreten. Ver a su amiga socializar y no sólo eso, ¡incluso enamorarse!, lo tenía muy feliz por ella. Además, después de tantos comentarios de admiración disfrazados de quejas sobre su compañera irrespetuosa y hasta un poco impertinente –palabras de Karen, no de él–, era como un soplo de aire, ver concluir este proceso de amor-odio con un final feliz. O un comienzo, Derek suponía que era más un comienzo que un final.

Entonces sí, estaba feliz y orgulloso por su amiga; por el progreso con su fobia y la victoria de su corazón. Pero verlas sentarse tan tan cerca una de la otra, tomarse de las manos, besarse, o simplemente chocar amistosamente sus hombros... Hacía que Derek se sintiera... Ni siquiera sabía cómo describirlo. ¿Incompleto? ¿Incorrecto? ¿Fuera de lugar?

Derek recordaba a esa Karen asustadiza, a la que le temblaban las manos al estar cerca de alguien, la que se trababa al hablar y no podía sostener la mirada de los demás. La que había llorado en incontables ocasiones con impotencia porque racionalmente sabía que no todos los seres humanos eran malos, que no debía temerles ni huir de ellos, pero eso no impedía que el miedo estuviera ahí, no evitaba los ataques de pánico. Y él la entendía, él mismo lo había vivido, lo vivía aún. Así que la "cura" de su amiga le daba esperanzas.

Derek sabía que algo le faltaba, que Mark lo había arruinando profundamente, más allá de su cuerpo herido –porque ese había sanado, pero su cabeza no–. Algo ahí seguía mal y no podía evitarlo ni acelerar el proceso de recuperación. Ni siquiera era necesariamente que quisiera enamorarse –tener lo mismo que ellas–, no era ser testigo del amor lo que lo afectaba; era el contacto físico, era la cercanía. Eso, eso era lo que Mark le había arrebatado. La posibilidad de ello; de, si un día así lo deseaba, intentarlo con alguien.

Derek se puso de pie abruptamente, sin poder resistir más esa tortura psicológica, pero sin querer molestarlas. Ellas podían, y merecían, seguir disfrutando de su momento. Aunque debería haberlo sabido mejor. Al notar el movimiento, Karen se separó inmediatamente de Sarah. Ni siquiera tuvo que preguntarle qué pasaba, una sola mirada le bastó para saber que algo andaba mal. Sus cejas se fruncieron con pesar y se disculpó en voz alta: —Lo siento.

Pero no tenía que hacerlo. Nada de esto era su culpa y después de tanto miedo y renuencia, de tanto huir de sus sentimientos hacia Sarah, de rechazarla por temor al sufrimiento, ella se merecía disfrutarlo. Así que desechó sus disculpas con un movimiento de su mano. —Está bien. Ustedes sigan en lo suyo. Me voy a ir. La terapia grupal ya terminó y estoy cansado.

Sarah parpadeó, como si saliera de un sueño. Sarah, Derek notó, era ese tipo de personas con expresiones hoscas y miradas frías cuyo rostro se transformaba completamente al sonreír o hablar de un tema que les apasionara. —¿Karen te contó cómo fue que por fin decidió sacarme de mi miseria?

Karen puso los ojos en blanco como si ella fuera ridícula, pero su sonrisa y la mirada que le echó a su novia contaban una historia diferente. —No seas exagerada, Sarah.

Sarah se cruzó de brazos, luciendo realmente indignada. —¿Exagerada yo? ¡Nunca he exagerado nada en mi vida!

Karen sólo negó con la cabeza, aunque sin perder su sonrisa. Y si bien Derek no conocía mucho a Sarah, todo lo que Karen le había dicho sobre sus participaciones en clase contaban algo diferente. Y había sido bastante lo que le había comentado Karen al respecto. Unos meses atrás ella había empezado a mencionar a una parejita de enamorados de su clase de literatura: “Creo que ni siquiera ellos se han dado cuenta de sus sentimientos –había dicho–, pero si vieras cómo se miran. Los ojos no mienten y en los de Gabriel hay una profunda admiración por Axel, cada que participa en clase lo mira como si fuera maravilloso... Y Axel, ¡ah! –Karen había suspirado–, la mirada de Axel está llena de puro orgullo ante el evidente avance de Gabriel. Forman una pareja hermosa, aunque aún ellos no se hayan dado cuenta de que lo son. ¡Te apuesto a que este mismo semestre se hacen novios!”.

Fearless Love (Amor sin miedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora