Capitulo 8

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Los ojos de Maxwell siguen sobre ella, podía sentirlos a pesar de que desviara la mirada.

La palabra intensidad ya no sirve, no después del episodio en su habitación. Necesitaba encontrar o inventarse una que pudiera explicar cómo el aire se corta a su alrededor sin que moviera un solo dedo.

La puerta se abre.


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Ahí está, con su cabello canoso de melena larga, sus gafas medio caídas, tan características de el profesor Albus Dumbledore. Con esa mirada cálida y cansada la mira fijamente. Y con un tono en la voz dulce pero firme.

—Diana.

Ella se levanta lentamente, las piernas le tiemblan.

—Profesor Dumbledore —escucha la voz del señor Maxwell a su espalda, Diana cierro los ojos—, ¿qué cree que está haciendo?

Suspira, y da media vuelta para encarase al Maxwell.

—Ya lo hablamos, señorita Gran.

—Regla número uno.

—Creo señor Maxwell, que esto no hará falta

— Pero señor, son ordenes del...

—Lo entiendo perfectamente señor Maxwell, pero puede estar tranquilo que la señorita Gran esta en las mejores manos.

— Por su puesto señor Dumbledore.

—Muy bien, concluido esto. Diana si es tan amable de pasar a la salita, creo que tenemos una larga conversación.

Vio como Maxwell se quedaba a un lado haciendo que Diana pasara a la sala con el profesor.

Diana, observo a Dumbledore mirar por la ventana, pensativo y calculador. A veces se preguntaba si era humano.

—¿Qué les pasó a tus manos, muchacha?

Diana miro sus manos que tenían alguna que otra magulladura.

—Entrené con la varita y creo que algún hechizo que otro se desvió.

—Y con mucha rabia, por lo que veo.

Diana intenta sonreír.

—Diana, cuénteme como estás, ante todo.

—Extraña, estresante, interesante. Todavía me estoy acostumbrando a tener una niñera en casa...

Dumbledore le muestra una sonrisa tranquilizadora.

—¿Cómo te llevas con el señor Maxwell?

—Bien... Nos toleramos, ambos queremos que todo termine rápido.

—Tolerarse...– sonríe el profesor.

Diana suspira y prosigue. —Cuando todo el asunto de los... regalos termine, supongo, que ya podre estar mas tranquila.

—¿Regalos? – dice Dumbledore extrañado.

—Así los llama el señor Maxwel. Hoy llegó una carta, había una nota y un pedazo de fotografía que no entiendo.

—Cree que el señor Riddle, esta otra vez tomando contacto con usted.

—No lo se señor, esta era... una frase que Tom... me dijo meses después de que empezáramos a salir. Es algo muy personal, algo que solo él sabe. —Diana observa el techo, suspira—. Odio que tenga tan buena memoria, que recuerde cada cosa que nos dijimos.

Su ceño se frunce y su piel se arruga evidenciando el paso del tiempo.

—¿Tú no lo haces? ¿No recuerdas cada cosa que se dijeron? – Dijo Dumbledore seriamente.

Hubo un silencio.

Diana no quería responder, no quería sentir lástima de ella misma.

—¿Podemos cambiar de tema, profesor Dumbledore?

Dumbledore le muestra una pequeña sonrisa.

– Pienso que esto es interesante de saber, querida Diana. – Dumbledore hizo una pausa pensativamente. — Señorita Diana, suponiendo que efectivamente es el señor Riddle quien está detrás de esto, ¿por qué cree que lo hace? ¿Lo pensaste?

Diana dijo dubitativamente.

—Para demostrarme que no podré olvidarlo, que ni las rejas van a separarnos. Para... —se detiene, proceso la idea fugaz que cruzo su mente— verme. Para verme. — Diana mira fijamente a Dumbledore—. Mi cumpleaños. Faltan dos semanas para mi cumpleaños, en esta fecha...

El profesor Dumbledore la observa con atención.

— Mi querida Diana, Riddle lleva tiempo desaparecido o eso es lo que me dijeron mis fuentes.

— Pero señor, el primer año fui a verlo en esta fecha, cuando tuve la recaída. ¿Lo recuerda? Fui a verlo, a pedir explicaciones, a... —Diana, Inhalo profundamente y exhalo—. El segundo año, también lo vi en esta fecha. La despedida, profesor Dumbledore. Cuando se presento en colegio de Hogwarts, para pedirle una plaza como profesor de D.C.A.O y no lo admitió. Y ese día fue cuando yo... me despedí todo lo que Tom Riddle significaba, para dejarlo atrás. ¿Recuerda? Él... cree que este año iré a verlo.

La mirada de Diana encuentra el rostro de Dumbledore serio, sin ninguna expresión de alteración aparente.

—. Tom Riddle quiere que vaya a verlo.

Obsesión de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora