Capitulo 9

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Era sábado.

El callejón Diagon rebosa de magos y brujas y niños comprando materiales escolares.

—Cada año más revoltoso —dice Maxwell, al ver uno niños correteando por la librería. Mientras estaba Julia mirando un libro de la tienda Flourish y Blotts—Como debe ser...

—¿Qué tal el trabajo Dylan? —pregunta Julia a su amigo

—Nada de lo típico esta vez. Una joven que trabaja en el ministerio, y con problemas amorosos.

—Mmm, ¿Cómo es?

—Como cualquier persona que está en peligro y necesita que la proteja, Juli —coge un libro de una estantería—. Es mi día libre, no quiero hablar del trabajo. Cuéntame cómo va tu vida, cómo estás...

Julia suspira, esquiva a unas mellizas que pasan corriendo.

—Bien ayudo a mi padre con el negocio de escobas, hay demasiado trabajo. Estoy considerando contratar a un empleado más.

—¿Y...?

—Y yo... no lo sé. Se acerca su cumpleaños y... —Niega, parpadea para evitar las lágrimas—. Lo intento, cada año lo intento, pero no puedo. El tiempo pasa y no se vuelve más fácil, Dylan.

Julia se detiene. Sentía cada palabra atorándose en su garganta.

—Lo sé. —Maxwell beso su frente, la abrazo—. Pero ya veras que todo esto que esta pasando será mas fácil, Juli. Algún día podrás pensar en él y solo sonreír.

Julia asiente sobre su pecho.

—Voy a mancharte la camiseta con el rímel. —Se separa, limpia la humedad de sus mejillas e inhala profundo—. No quiero que padre me vea llorar.

—¿Señor Maxwell?

—Señorita Johnson.– dijo el auror sorprendido.

—No está de traje, no hacen falta las formalidades. Dana, mira quién está aquí...

Los músculos de Maxwell se tensan, y sus hombros se enderezan.

—¿La señorita Gran está aquí?

—Sí, vino conmigo.

Maxwell mira alrededor, ni una señal de su compañero de trabajo que hoy le tocaba cubrir su puesto.

—¿Dónde está Adel?

—¿Quién?

—El aurora, el que hoy supuestamente me cubría.

—Ah, en la tienda de golosinas con Dana.

—¿Qué?

Maxwell se acerca a la tienda de bromas, se asoma y encuentro a Diana mirando fijamente unas grajeas

—Yo señorita Gran, no probaría las verdes son bastante vomitivas.

Diana salta del lugar, haciendo que todas las grajeas cayeran al suelo.

—Lo lamento ¿Está bien?

—No!. Casi me mata de un infarto, señor Maxwell. ¿Qué hace aquí? Es su día libre.

—Exactamente, señorita Gran. Disfrutaba de mi día libre.

—Dijo, mientras destripaba a su compañero auror con una mirada—. Afuera.

—¿Qué estás haciendo? – Dice Maxwell de mal humor a su compañero.

—Nada, señor. Trabajando.

Obsesión de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora