Capítulo 01 | Vuelta a casa

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Arte por @/good_ssoup via Twitter.
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—Recuerda dejar los resultados de los exámenes de aptitud en mi oficina antes de irte. —acotó Alhaitham con algo de desdén en su habla. Se colocó sus anteojos y tomó las carpetas del tercer año para posteriormente retirarse sin dejar rastro alguno.

Tighnari, luego de un agotador día de corregir exámenes soñaba con volver a su solitario hogar y recostarse a descansar un buen tiempo su vista. Sentía que sus párpados con cada página que leía y cada calificación que anotaba y sellaba en la planilla, pero trataba de mantener el mínimo de atención para no cometer errores y ser regañado por Alhaitham. Por suerte, solo faltaban 15 minutos para que pudiera volver a su casa a relajarse con una copa de vino y algo de televisión basura. Tan absorto en sus pensamientos se encontraba, que no notó que su celular llevaba más de cinco segundos vibrando dentro de su bolsillo. Refunfuñó en cuánto leyó de quien se trataba.

—No otra vez... —con fastidio respondió, encontrándose con la chillona voz de Jodie —. ¿Diga?

—Necesito que vengas. No hagas preguntas y que sea lo más pronto posible. —sin más explicación colgó, dejando con la palabra en la boca a Tighnari. Sin pensarlo dos veces, vio esto como una oportunidad de escabullirse quince minutos antes de ese asqueroso día laboral, por lo que levantó todos sus exámenes y los guardó en su carpeta correspondiente, no sin antes dejar una nota sobre la urgencia reciente, por la cual debió dejar su puesto unos minutos antes.

De mala gana salió del enorme edificio y se dirigió a su auto, para transitar un aburrido recorrido hasta lo que él solía llamar "la casa de la bestia", la diferencia ahora, era que el jardín delantero se encontraba imbuido en cajas y maletas en cantidades casi ridículas. Tighnari vio a lo lejos a su querida hija, que desde el marco de la puerta de la enorme casa que la antecedía le entregó una sonrisa leve y un gesto de emoción por verlo de nuevo.

Hey, princesa, ¿qué era tan urgente? —bajó de su auto rápidamente para abrazarla con fuerza y levantarla levemente, haciendo que la menor carcajeara a lo alto.

—Te extrañé, papá —Tighnari, con una sobrecarga de dulzura en su corazón, volvió a abrazarla con fuerza y acarició su cabeza, despeinándola un poco. Su momento se vio interrumpido por un montón de cajas que su ex venía trayendo en sus manos en dirección hacia él y su auto.

—Hola. Necesito que cuides de ellos los meses en los que ellos estaban conmigo, tengo un viaje de negocios importante y no puedo faltar a ello, mi vuelo sale en dos horas y estoy atrasada. Abre el baúl —Tighnari, demasiado sorprendido, no pudo hilar una oración completa por lo brusco y directo de Jodie. Collei reaccionó y tomó las llaves del auto de su bolsillo y abrió el baúl ella misma para que su madre guardara las cajas con las pertenencias de la joven. La sangre del mayor heló y su tono de voz se vio distorsionado por completo.

—¿Y cuándo pensabas avisarme? ahora debo reacomodar mis horarios de trabajo de nuevo... ¿Cuándo piensas volver? —tomó su entrecejo intentando calmar la rabia y las ganas de abofetearla frente a su hija, la cual se alejó a la velocidad de la luz en cuanto notó que el volumen de sus voces era cada vez más fuerte.

—¡Tighnari! No lo sé, pero mientras tanto te harás cargo de ella, no puedo rechazar el viaje por quedarme aquí. Toma las llaves de la casa, guárdalas tú mientras no estoy. Hasta luego. —Sin más que decir, Jodie abrió la puerta que da al asiento del piloto del auto, y sin ningún otro tipo de indicación de interés, se esfumó por completo. Tighnari bufó, y volteó para encontrar a su hija intentado cerrar algunas cajas que estaban sobre el césped.

—¿Y por qué tú no estás en la escuela?

—Mamá fue a buscarme temprano. Supongo que necesitaba ayuda para empacar sus cosas, y las mías también. —Collei se notaba incómoda respondiendo, así que Tighnari dio por sentado que su hija no se encontraba muy feliz con todo el desastre que había ocurrido en cuestión de horas, así que decidió no preguntar más por ella—. Al menos estaremos juntos de nuevo, ¿no crees?

—Claro que sí cariño, vámonos a casa —dijo el mayor abriéndole la puerta del copiloto su hija, que con despreocupación subió inmediatamente para partir de esa desolada mansión. Fue un camino en silencio bastante reconfortante para ambos, a pesar del largo tiempo que llevaban sin verse, entre ellos los momentos de tranquilidad se disfrutaban mucho al igual que sus instantes de diversión o de plática aleatoria. Casi cerca de la cara del mayor, este se atrevió a romper el hielo sutilmente—. Cariño, ¿extrañabas venir a casa conmigo?

—Cla-claro que sí papá... De hecho, no veía la hora de pasar mi semana contigo. —Tighnari liberó una bocanada de aire caliente desde su garganta por el alivio de escuchar palabras tranquilizantes de su hija. El mayor usualmente se sentía presionado por no ser suficiente para su niña, que ahora con 15 años y una distancia abrumadora debido al poquísimo tiempo que tiene permitido pasar con ella, él creía que lo más probable es que ella considerara a su padrastro más como una figura paterna que a su mismo padre adoptivo. Para aumentar su miedo, Collei se veía algo distante o absorta en su propia cabeza en las más recientes oportunidades en las que pudo convivir con su padre, por lo que Tighnari se sintió culpable de su infelicidad.

—Me alegra escuchar eso, Collei. Para celebrar que tendremos todo un mes juntos, ¿te gustaría que compremos algo de helado para la noche? —Collei sonrió al instante por la propuesta y asintió rápidamente con entusiasmo. Tighnari tomó un desvío en el camino para acercarse a la heladería de confianza de padre e hija.

—Pa-papá... —musitó Collei demostrando toda su timidez. Tighnari, sin apartar su vista del camino, le respondió:

—¿Todo en orden, Collei?

—Sí, es solo que... hm... —se encogió de hombros con cierto apeno por lo que estaba por preguntar, lamentablemente... se sintió arrepentida de solo intentarlo. Pensó rápidamente en cualquier otra excusa que la haría escapar de una situación difícil y de una conversación de la cual no tiene interés en saber el desenlace.

—¿Está todo bien, hija? —Tighnari notó el miedo en Collei solo con escuchar su voz, sin tener la necesidad de verla al rostro para notar que algo no andaba bien. Sin embargo, e ingenuamente, esperó a que ella se tomara su tiempo para explicar lo que quería decir.

—Cla-claro... solo quería preguntarte si... podía tomarme el día libre mañana... para desempacar, si no te molesta.

—Oh, por supuesto. Pero tendrás que quedarte sola en casa mientras yo voy a la academia, ¿te molesta? —preguntó Tighnari algo preocupado por la situación de Collei. Su trabajo no le permitiría faltar un día, y mucho menos en fechas en las que los exámenes de aptitud estaban siendo evaluados en todos los niveles—. Lo siento princesa, sabes más que nadie lo mucho que me encantaría faltar al trabajo, pero no me es posible.

—¡Oh, no, no! No te preocupes por eso, es-estaré bien —respondió Collei con seguridad. No quería ser una molestia para su padre ahora que se encontraba al fin con él. La joven peliverde intentó mantener la cordura para no abrir la boca y decir cosas de más.

Continuaron hacia el acogedor hogar en el que Tighnari pasaba sus días y noches, prácticamente en soledad. Collei tomó lugar en su habitación temporal, la cual tenía la gran mayoría de recuerdos de su infancia, mientras que, en la casa que compartía con su madre, ocupaban espacio muchos objetos o cosas para estudiar, ropa o sus utilidades personales. Y, si bien a Collei le costaba admitir que prefería vivir con su padre antes que con su madre, en el fondo ella estaba contenta de tener al menos la oportunidad de volver con él una semana al mes.

Tanta belleza y tantos recuerdos eran un mimo a su corazón aún en desarrollo. Su relación con Tighnari no era la mejor desde que Collei se convirtió en una adolescente, pero siguió amándolo, sin demostrarlo tan abiertamente. Su padre a veces se perdía en el camino cuando intentaba crear un ambiente más sano y de confianza para su hija. Día a día el lazo entre ambos se fue apagando, y Tighnari no lograba saber por qué. Aun así, entre él y Collei el ambiente era muchísimo más sano y tranquilo que en la casa de Jodie; el disfrute del silencio y de las charlas vespertinas sobre los dramas absurdos que habitaban entre de la academia donde Tighnari trabajaba.

Collei se lanzó a su cama tendida por el pelinegro semanas antes, y luego de una bocanada de aire fresco, murmuró:

—Qué bueno es estar en casa.

Beautiful Girl | CynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora