19. Acudid a la oración

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De nuevo esta ahí, frente a unos 90 minutos que han llegado a su fin pero siguen sin acabar. El partido aún no termina a pesar de que el tiempo ha dejado de correr, lo sabe por las pantallas del estadio con un 90 +2 y un marcador 2-2. Solo escucha la voz del autor del último gol filtrándose entre sus latidos animando al resto de equipo. Incluso con la mirada encajada en el césped le sintió acercarse revolviéndole el cabello con una mano para regresarle al momento.

—Vamos de nuevo.—Al escuchar la voz de Ansu el canario levantó la vista para ver cómo le animaba a unirse al círculo que empezaban a formar los jugadores antes de iniciar la prórroga. Observó una última vez el pasto antes de respirar con profundidad y enderezarse llevándose una mano al pecho. Ha jugado poco más de una hora y ya tiene una sensación de sofoco. Le advirtieron que podría tener secuelas por el covid y qué tal vez se fatigue más rápido por su falta de minutos. Pero en serio espera que esto solo sea temporal porque los dioses del fútbol aman verle jugar prorrogas.

—Pedri.—Veía a Xavi muy inspirado en medio de un discurso motivacional pero se dio cuenta que no estaba escuchándole en realidad cuando una voz hizo eco por su tímpano. Al observar su costado se encontró con el rostro de Gavi demasiado cerca viéndole con fijeza esperando algo como si le hubiera hecho una pregunta que no ha recibido respuesta. Pedro solo sintió que algo se movía contra su brazo y bajó la vista a una botella de agua.

—Ah, gracias.—Su garganta estaba tan reseca como el desierto mismo que les rodeaba. Hasta ahora se pregunta qué hacen jugando una supercopa de España en medio del desierto de Arabia a miles de kilómetros de casa. Pero su mente solo está divagando, no está buscando una respuesta, solo necesita un momento antes de centrarse en lo que ocurre fuera de su cabeza. Concentrarse en los 30 minutos que tiene de frente y podrían convertirle en un héroe, en el salvador que tanto anhelan los culers. Veía a Fati con una mirada de determinación pensando que si el 10 del Barça ya hizo su parte con el gol del empate al 86', ahora el 16 tiene que hacer su magia.

—No olvides chutar.—Gavi le sonreía pasándole una mano por la espalda baja mientras Pedri imitaba su sonrisa. A pesar de las inmensas ganas que tenia Pablo por permanecer a su lado salió de cambio en el minuto 78' así que lo único que puede hacer es verle caminar de vuelta a la cancha y confiar. En momentos así la lógica se tirar por la borda y solo queda la fe en los once que están en el campo. Han jugado bien en un partido de tú a tú cuando todos apostaban al Madrid. Gavi no se arrepiente de nada, hizo todo lo que ha podido y siente desde el fondo de su ser que merecen ganar. Lo desea con todo, lo necesita. Todos lo necesitan para sentir que su arduo trabajo está siendo recompensado.

Al minuto 98' Valverde encajó el 3-2 y después de eso el partido quedó roto, entre el cansancio de todos, los despistes, errores, choques y calambres, el Barça lo siguió intentando en los córners, cabeceando, chutando, de volea e incluso de chilena en el último minuto pero el pitido del arbitrio les terminó alcanzando. Verlo desde afuera nunca se compara a verlo desde adentro. Gavi lo sabe buscando las reacciones de sus compañeros exhaustos en la cancha que aún así se mantenían de pie.

Veía a Pedri a lo lejos con las manos en la cintura parado cerca de la portería aún recuperando el aliento. Al verle levantarse la camiseta hacia el rostro el primer impulso de Pablo fue ir hacia él y consolarle o tal vez buscar su consuelo. No lo sabe solo quería acercarse y abrazarle para asegurarse de que todo estaría bien, que Pedri estaría bien. No le importaba que todo a su alrededor dijera lo contrario si Pedro se lo decía con sus propias palabras se lo creería con la confianza más ciega del mundo.

Pero en cuanto su pie dio un paso hacia él se detuvo al verle terminar de limpiarse el sudor del rostro antes de empezar a caminar de regreso sin mucha expresión, pasó a saludar a los jugadores del Madrid intercambiando unas cuantas palabras, incluso le vio dar una que otra pequeña sonrisa forzada. Pedri parecía estar bien, se esforzaba por estar bien, porque no es el momento de no estarlo. Las derrotas duelen pero duele más rendirse y eso es algo que no ha hecho. Porque para él los 90' minutos nunca acaban, el reloj se ha detenido pero ya volverá a correr el próximo fin de semana y el siguiente a ese.

VICEVERSA || Pedri • Gavi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora