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—Enid, ¿ya arreglaste tu habitaci-

Un suspiro de resignación salió de los labios de la señora Sinclair, quien ni siquiera había terminado su frase y ya se encontraba viendo el desastre dentro de la habitación de su hija. Esta última mencionada, estaba lo suficiente distraída y entretenida con su consola de vídeojuegos, regalo por parte de sus padres por sus dieciséis años, pero en momentos como estos, su madre a veces se arrepentía de haber obsequiado tal objeto.

Su hija no sería capaz de soltar esa consola ni aunque su casa estuviera en llamas. Estaba mucho más ausente desde que adquirió cierto vicio en cada uno de los juegos que le compraba su padre, Murray.

Y hablando de Roma...

—Adivina quién consiguió un nuevo videojuego para tu colección —apareció el padre de Enid, esquivando ágilmente a su esposa y consiguiendo que la pequeña rubia detuviera su juego para observarlo con entusiasmo.

—¡Eres el mejor! —saltó hacia los brazos del hombre mientras una enorme sonrisa aparecía en su rostro.

Enid dio un vistazo rápido hacia donde estaba su madre, quien a pesar de tener el ceño ligeramente fruncido, hizo notar una pequeña sonrisa que estaba siendo contenida.

Se soltó del abrazo con rapidez para tomar la pequeña bolsa entre las manos de su padre, quien dejó el pase libre para que la rubia se lo quitara y empezara a revisar dentro con apuro.

La sonrisa de Enid desapareció luego de ver la portada vacía con un fondo negro, solo había un estampado en una de las puntas y el ticket junto a la barra de dígitos. Miró con extrañeza para después darle la vuelta, se sorprendió ligeramente al ver una simple frase sin ningún tipo de explicación sobre el juego.

"Crea a una humana."

—¿No es llamativo? —interrogó su padre con una sonrisa. Enid parpadeó, todavía sin entender qué le veía de interesante a un juego que no entregaba nada motivante para comprarlo.

—Ni siquiera sabemos de qué trata este juego —la rubia habló finalmente, con un claro tono de confusión en sus cuerdas vocales.

—¡Eso es lo atrapante!

Ambos se miraron con cierta incredulidad al escuchar la inesperada risa de Esther, quien decidió acercarse a ambos luego de estar un buen rato observando sin interrumpir.

—A tu padre siempre le gustó la frase: "No debes juzgar a un libro por su portada", no lo tomes personal, hija. Puede que sea un buen juego y te termine sorprendiendo.

Enid asintió a las palabras de su madre mientras miraba el juego en sus manos sin ninguna pizca de la anterior emoción que sentía.

Tal vez deba darle un vistazo antes de realmente descartarlo.

Forzó una sonrisa al hombre que todavía la esperaba con brazos abiertos, se acercó para volver a abrazarlo.

—Gracias por el juego.

—No quiero arruinar el momento pero tienes que limpiar tu habitación, Enid.

—En cinco minutos, ma. Todavía tengo una última batalla con Sub-Zero.

—Vienes repitiendo esa frase desde hace media hora. Hay visitas, házlo ahora o tendré que ocultar tu consola por dos días.

gamer ; wenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora