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Narradora omnisciente.

El estadounidense junto a su pequeño hijo estaban yendo al bazar de su pueblo. Se podría decir que el de 50 estrellas vivía un poco apartado del pueblo pero le gustaba demasiado caminar. Su pequeño hijo venía detrás de él, ya que ese niño le ayudaba a su padre con sus cosas.

Ellos siempre venían a comprar semillas y algunas cosas de jardinería debido que en seis meses vendrá el siguiente invierno y tenían que tener alimentos listos.

— ya conseguí las cosas — dicho esto agarró la mano de su pequeño — vámonos — antes de que pudieran irse, su niño se detuvo — ¿Que sucede, mi pequeño? — en eso se agachó a la altura de su retoño.

— tengo hambre... — respondió mientras acariciaba su barriguita.

— Lo sé, yo también tengo hambre — le sonrió — cuando lleguemos a casa, te haré tu tarta favorita — dicho esto, los ojos del niño brillaron.

— ¿Tarta de zanahoria? — ante esa pregunta, el estadounidense asintió — ¡¡SIII!! — saltó de la alegría, cosa que hizo soltar una risita de su papá USA.

En su regreso a casa, se habían encontrado a alguien más alto que el estadounidense en frente de su casa.

— ¿Disculpe lo conozco? — preguntó mientras mantenía a su pequeño detrás suyo.

— ¿Eh? ¿Que? — miró a la dirección de dónde provenía aquella voz — oh perdón — se disculpó un poco avergonzado mientras se rascaba la nuca — es que... — lo miró — nunca pensé encontrar a alguien que viviera en el bosque.

— ¿Que es lo que quieres? — vaya carácter tenía aquella vaquita.

— oh, nada — respondió — es que me había tropezado y acabé rodando colina abajo hasta aquí — sonrió un poco.

— si yo fuera tú, me iría de aquí — dijo mientras iba directo a la puerta de su casa — tu familia estará muy preocupada por tí —

— tienes un poco de razón, así que adiós — dicho, se fue. "Eso fue extraño" pensó la vaquita.

Al casi estar subiendo la colina, se le olvidó algo. "MALDITA SEA" se dió un facepalm. "Me olvidé preguntarle su nombre" ante esto, fue de nuevo con aquel chico de sus sueños de nuevo pero pasó de lo peor.

Unas personas encapuchadas estaban atacando a la vaquita y a su hijito. Debía hacer algo.

¡¡Tenía que proteger a su futuro esposo!!

Sin que esos maleantes se dieran cuenta, el ruso se abalanzó sobre ellos. El eslavo los golpeaba y les daba una paliza que ni ustedes se imaginaban. El estadounidense abrazaba a su pequeño, esperando a que el ruso se deshiciera de aquellos ladrones.

Después de unos cuantos diez minutos, esos maleantes se habían retirado. El ruso fue a socorrer a su vaquita si es que lo habían lastimado. Por suerte, no encontró alguna herida o moretón.

— menos mal que regresé — dijo aliviado — te hubieran lastimado — si no hubiera estado ahí, se habrían llevado a su hijo.

— gracias, señor... —

— Rusia, me llamo Rusia — respondió — ¿Y usted es..? —

— USA o Ame, como tú prefieras llamarme — "el nombre es igual de tierno como el dueño" pensó el euroasiático.

— creo que me tengo que- — iba a irse pero un agarre de su muñeca lo detuvo.

— tengo algo que darte — fue rápidamente a la cocina y volvió con algo envuelto en un pequeño trapito — es por lo de hace rato, gracias — dicho esto, cerró la puerta.

El ruso se quedó perplejo. El tacto con la mano de Ame era tan suave como la seda y más suave que una melodía. Y estaba más feliz al ver que le había dado algo de agradecimiento por salvarlo.

"¡¡Voy a contarle a mi padre!!"

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— papá, mira lo que- — iba a continuar hablando pero vió cómo sus hermanos estaban golpeados.

Aquella pelea se le vino a la mente. Un momento... HIJOS DE PU—

— ¡¿USTEDES FUERON LOS QUE ATACARON A MI ESPOSO?! —

— la idea fue de papá — respondió Ucrania con una sonrisa burlona — creyó que hacerte parecer el héroe iba a hacer que esa vaquita se enamorara de tí y al parecer, funcionó un poco — ahora miraba de mala manera a su padre.

— casi haces que se muera del susto y casi me iba a quedar viudo antes de tiempo — dijo de mala gana a su padre

— al menos funcionó — miró con detenimiento a su hijo — ¿Que es eso? — apuntó aquella cosita que le había dado al estadounidense

El ruso lo destapó y dejó al descubierto un pequeño pedazo de tarta de manzana. Le dió un mordisco y no podía creerlo.

Sus papilas gustativas no iban sentir algo más delicioso que aquel trozo de tarta hecho por el de 50 estrellas. Él lo comió y no dejo ninguna miga. Era tan delicioso que no dejó para sus hermanos.

— en cuanto pueda, le pediré matrimonio — dijo con una sonrisa satisfecha.

— ¡no nos diste ningún pedazo! —

— se la aguantan — iba a su cuarto — y se lo merecen por haberlo molestado — cualquiera podía meterse con él pero si alguien se metía con el estadounidense, alguien iba a conocer al mismísimo diablo en persona.

Aquella vaquita lo volvía loco que hasta apenas recuerda como la manita del estadounidense lo agarró, lo hacía chillar de felicidad y patalear de la emoción.

— ese chico no tiene remedio — dijo su padre con una sonrisa. Por fin su hijo encontró a alguien especial.

Por otro lado.

El pequeño le preguntó a su padre si ese hombre iba a ser su nuevo papi.

— ¡¿Que estás diciendo?! ¡¡Por supuesto que no!! — respondió sonrojado como un tomate — si, él me salvó y es apuesto pero, no puedo escojer a cualquiera como mi pareja —

— ¿Pero te gusta? — ladeó un poco su cabeza, en modo de pregunta.

— ay no, la tarta se va a quemar — y se fue de ahí, dejando a su hijito confundido.

"Voy a tener otro papi" pensó alegremente el pequeño.

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Fin del capítulo 2.

~ 𝑚𝑜𝑜 ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora