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Dos semanas antes.

— Rusia... — abrazó a su pareja por detrás, captando la atención de este.

— ¿Si, estrellita? — hizo que USA se separara y así poder ver a su vaquita — ¿Ocurre algo? —

— es que... — jugó nervioso con sus dedos — ¿Crees que mis papás se lo tomarán bien con nuestro casamiento? — él fijó su mirada a su pareja, el toro miró con ternura a su vaquita.

— amor... — lo atrajo en un abrazo — tus padres ya vieron como soy contigo, te cuido, te protejo y hago todo lo posible para hacerte feliz — le dió un beso en su frente — yo sé que tus padres se lo tomaran bien — acunó el rostro de su pareja — tranquilo —

— gracias, mi amor — agradeció con una tierna sonrisa.

Dos semanas después y se cumplió lo que dijo Rusia.

Todos estaban festejando y totalmente alegres ahora mismo por el casamiento de aquellos dos. Rusia y USA, en medio de aquella celebración, se dieron un pequeño beso que pasó desapercibido por los demás al estar emocionados festejando.

En un parpadeo, Rusia se encontraba ansioso, pero no de la forma bonita si no de la mala manera, esta sudando frío, sus hermanos intentaban calmarlo, su padre no sabía que hacer, él sentía que el traje se le mojaba por su sudor y no sabía si se veía bien.

Hoy era el día boda.

Talvez crean que usan trajes lujosos, no, eran algo simples como los de sus hermanos, al igual que los vestidos de sus hermanas.

Al igual que el traje de USA. Pero era más que algo simple.

El atuendo de USA era más bonito: su cabello tenía dos rosas, su traje era blanco decorado con algunas peonias azules como la peonia azul que Rusia le había dado hace ya tiempo, sus zapatos, los cuales eran de su madre, estaban sin ninguna mancha y el ramo que sostenía era rosas blancas.

— hermanito... — habló de repente Canadá — ¿No estás nervioso? — le agarró las manos.

— no, Cani — respondió con una sonrisa — estoy feliz — movió ligeramente sus pies en señal de felicidad.

Prácticamente, si ustedes lo vieran, podrían apreciar como USA tenia una cara pacífica y completamente tranquilo. Era normal para él porque él sabía perfectamente como controlar sus emociones.

E incluso si estuviera en una situación peligrosa, estaría algo tranquilo y algo confundido.

Después de cerca una hora, Rusia ya se encontraba en el altar, ya más decidido y más tranquilo, hoy era el día más importante de su vida al igual que el de su amado y no quería arruinarlo.

Dos pequeñas, Malvinas y Soledad, eran las niñas con las canastitas con flores tirandolas al suelo para el novio y detrás de ellas, venía USA agarrado del brazo de su padre. Rusia, con ternura, veía a su vaquita y más por esas dos rosas que resaltaban las franjas de su cara. Casi lloraba pero logró contenerse.

UK miró a su lado a su hijo. Rusia veía a USA como un adulto fuerte y valiente que no se rendía para nada pero UK, al ver a su hijo en el día de su boda, veía de nuevo al USA de quince años. Parpadeó de nuevo y ahora al USA de veintiocho años, su amado hijo convertido en un hombre y ahora lo llevaba al altar. Se sentía completamente orgulloso de él.

Ya en el altar, UK se acercó a Rusia y le susurró:

"Cuida a mi hijo, amalo y protejelo, por favor, si tú ya no lo amas, por favor, no lo lastimes, devuélveme a mi hijo, no quiero que sufra"

Y de ahí UK, se quedó entre los invitados.

Rusia nunca romperá la promesa de UK ni por nada del mundo.

~ 𝑚𝑜𝑜 ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora