~ 𝑚𝑜𝑜 ~

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(Lean este capítulo con la canción de fifty fifty - cupid no sé arrepentirán <3)
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Narrador omnisciente.

— ¿Cómo le hago para enamorarlo? — preguntó.

— fácil — dijo el kazajistano — coqueteale — sonrió — eso hará que caiga redondito a tus pies —

— hermano — empezó hablar la bielorrusa — el que está cayendo redondito es Rusia —

Que bobo.

— hey! Tampoco así — se sonrojó. Literalmente no quería admitirlo.

— Rusia — la georgiana lo miró seria — si uno de ustedes estuviera con una correa, tu serías el que lleve la correa y ese chico sería tu dueño —

— no soy tan gobernado — avergonzado, miró al suelo, jugando con sus manos.

Aunque en el fondo, le gustaba la idea de ser dominado. ¿A quién no le gustaría que te digan "buen chico" mientras te sonríen y te acarician la cabeza? Joder, eso era jodidamente excitante.

(Yo pero si me conocen, no soy yo)

Ahora mismo se encontraba en el bosque. Mientras caminaba, practicaba unos cuantos piropos y cumplidos. Con tan sólo imaginar a su vaquita con sus mejillitas rojitas por su sonrojo era la cosa que más tierna de todos. Aunque en efecto, hablaba solo y después se desviaba un poco y fingía hablar con USA.

"¿Que es lo que le ocurre?" Pensarían los animales que pasaban por ahí. "¿Por qué habla solo?" Se preguntarian los insectos. "Parece un loco" dirían los pájaros. Pero cupido sabía la verdadera respuesta a eso.

"Solo estaba enamorado"

Las mariposas en su estómago revoloteaban sin parar y su corazón no dejaba de rebosar de amor.

"¡¡Gracias, cupido!! ¡¡Gracias!! ¡¡Muchísimas gracias!!"

Al estar divagando, escuchó algunos sonidos y murmuros de uno de los árboles. Mientras más se acercaba, más fuerte se escuchaba aquellos ruidos extraños. Al ver cómo unos de los árboles se movía mientras caían hojas acompañado de una canastilla llena de manzanas rojas, se acercó sigilosamente y no lo pudo creer.

Vió como USA estaba al borde de una rama mientras intentaba acercarse como podía a la última y más jugosa manzana que haya visto.

— un...poco... más... — en un movimiento repentino, la pudo agarrar pero ocurrió un problemita.

La rama se quebró.

El estadounidense vió su vida pasar por sus ojos. Iba a conocer a San Pedro y esperando el impacto pero no sucedió. Sintió como lo cargaban al estilo princesa y abrió sus ojos. Vió que era Rusia. Ambos se miraron a los ojos.

"Vamos, maldita sea. Está es tu oportunidad de enamorarlo"

— mi papá siempre me dijo que de los árboles caen solamente manzanas pero no me esperaba encontrarme con una vaquita —

"¡¿Vaquita?!" Aquel apodo lo tomó desprevenido. Aunque se niega aceptarlo, quería que ese ruso le volviera a decir así. Le gustó demasiado ese apodo. Aunque el ruso ya había notado el pequeño sonrojo de este.

— ¿Que... — tragó duro. Nunca antes ha estado así de cerca con alguien —¿Que haces aquí? —

— sólo pasaba por aquí — lo bajó con cuidado — ¿Por qué estabas juntando manzanas? — preguntó con una ceja arqueada.

— mi pequeño y yo teníamos ganas de comer manzanas — "era para hacer más tartas" esa era la verdadera respuesta.

— ¿Te acompaño? — el estadounidense lo miró raro — solamente quiero llevarte tranquilo — respondió rápidamente.

— está bien — se dió la vuelta y emprendió su camino a casa.

Durante el trayecto a su casa, el estadounidense se sentía... Seguro? Al lado del ruso. Nunca había sentido eso en un largo tiempo pero ahora era más... bonito. Se sobresaltó un poco al sentir unos toques en su cabellos.

— tenías unas hojas en tu cabello — al quitar las hojas, acomodaba unos cuantos mechones de su cabello rubio— espera — dicho esto, se fue a unos arbustos.

El de ojos celeste cielo vió cómo el tricolor se acercó a un pequeño arbusto con unas flores. Al regresar, el ruso le dió una hortensia azul, casi celeste.

— me encanta el color de esta flor. Van con el color de tus ojos —

Eso fue un cumplido genuino. Aquel cumplido hizo que el americano se sonrojara y quedara como las manzanas de su canasta. Él la agarró tímidamente y la miró con ternura.

— gracias... — después de agarrarla, la puso en su cabello — es muy bonita —

El corazón del Rusia rebosaba de abundante felicidad. El estadounidense le había encantado ante aquel pequeño detalle. En cuanto llegó la tarde, el americano y el ruso habían llegado

— Rusia — captó la atención del más alto — toma — le dió dos manzanas — adiós — al despedirse, fue a su casa.

El ruso, con una sonrisa risueña, fue a su casa. Hoy había Sido el mejor día que pudo tener. Apenas el estadounidense entró, se tapó la cara y soltó un chillido. Era la primera vez que alguien le daba algo como eso. Él soñó con que alguien lo comparara con una hermosa flor.

Su corazoncito se sentía vivo.

— ¿Papá, que ocurre? — el pequeño se acercó a su padre.

— nada, no me pasa nada — sonrió — traje las manzanas —

El pequeño miraba con duda a su padre. Ya tenía una idea del por qué su padre estaba así: el señor Rusia. Él veía en Rusia que sería su segundo padre y que amaría a su papi USA sin importar que.

En la casa de Rusia.

— ¡¡ES UNA COSITA PRECIOSA!! ¡¡SUS MEJILLAS SE SONROJARON Y ENCIMA LE GUSTÓ LA FLOR QUE LE DÍ!! ¡¡AHHHHHHHH!! — chillaba de felicidad. Sus hermanos no soportaban sus gritos de emoción.

Él estaba así hasta que le tiraron un vaso de agua fría.

— habla bien — dijo seriamente el kazajistano — y de paso, debes darle algo más grande que una simple florcita —

— primero, la próxima vez que me tires agua, yo te tirare un tacho de agua mientras duermes — dijo seriamente — y lo otro, tienes razón — cambió su tono de voz — ¿Pero que tengo que darle? —

— dale pastelitos — dijo de repente la bielorrusa — yo te ayudaré —

— y yo también — dijo el soviético con una sonrisa orgullosa — todo para ayudar a mi hijo para conquistar al chico de sus sueños —

— gracias, papá — agradeció con una sonrisa.

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Fin del capítulo 3.

Actualicé porque me fue bien en mi examen de contabilidad y mi abu me va a comprar helado <3

Bye!