Las paces

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Despertó y se sentía bien. Demasiado bien. La inquietud...desapareció. Estiró sus brazos y piernas para despejarse y bajando de su cama fue directamente al baño, pues no se había cambiado de atuendo desde ayer que se quedó dormido junto a su padre. Retiró su camiseta, pantalones y ropa interior para ponerla en la cesta de ropa para lava; y con cuidado fue hundiendo su cuerpo en el agua fría.

Al terminar con su cuerpo y cabello, estaba totalmente limpio. Saliendo descalso enrolló en su cintura la toalla y salió del baño para su habitación.

Decidido a ponerse ropa negra sacó lo que más le parecía.

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Estando el la estación de siempre, esperaba encontrar al albino, como siempre. Sin embargo a quien encontró fue a Emma, estaba parada a unos pasos de él con la cabeza inclinada y de vez en cuando viendo a los lados.

Un poco incómodo, se paró a su lado, no esperando que la pelinaraja le hablase. No fue así. La voz temblorosa de su amiga llamó su atención.

- Buenos días...

Ray asintió - Buen día.

Le dolía mucho no hablar con ella, podrá ser pesada y un tanto molesta, pero era su amiga. Aún así... no podía quitarse de la cabeza aquella vez que usó esa voz para hacerlo menos, le habló...horrible. No quería engañarse así mismo pensando que no era omega, sabía perfectamente bien qué era, pero no le gustaba que solo por ese detalle lo subestimaran, ni en deportes, matemáticas, natación, entre otras. Por eso se esforzó, mucho. Y el principal testigo de ello fue Emma, quien lo alentó y sufrió junto a él.

Ahora ella parecía arrepentida, su rostro lleno de tristeza lo decía.

- Oye yo-

Las palabras de Emma fueron cortadas por la llegada del bus. Ray admiró las puertas y bufó, giró para ver a la alfa y se encontraba deplorable. Sonrió y tomó la mano de la chica haciendo que ésta se sorprenda y le devuelva la mirada con sorpresa.

- Hablemos dentro.

Emma, con duda asintió apretando el agarre del omega.

Así ambos subieron y tomaron asiento por atrás. Otras personas entraron y se sentaron lejos de la pareja de amigos e inmediatamente se fundieron en sus propias mentes, sin prestar real atención a lo que sucedía a su alrededor.

El bus se puso en marcha luego de que ya no hubiera más pasajeros.

Ninguno sabía muy bien qué decir o hacer, Ray quería tomar la iniciativa pero...

- Ray, lo siento mucho.

El pelinegro relamió sus labios nervioso. - No debiste hacer eso, Emma.

- Lo sé, fuí muy estúpida. Lo siento. Lo lamento. Pero por favor...- Se detuvo para sostener la mano de Ray y llevarla a su rostro. - No me odies, no lo soportaría. No cuando se trata de ti...Eres mi mejor amigo.

Ray sintió sus opresión en su corazón, con esa misma mano alboroto los cabellos llamativos de su amiga. Emma sonrió de manera dolorosa.

- De acuerdo. Tranquila. Yo...también lamento preocuparte. Aquella vez me enojé mucho y no esperé nada para golpear a aquel bastardo bueno para nada.

Emma soltó una risa. - Eres muy audaz. En serio, tu eres la persona más fuerte que conozco, te aprecio mucho Ray y por eso...no me gusta verte herido, me carcome la conciencia encontrar un solo rasguño en ti. Permiteme al menos ayudarte a golpear a los bastardos con los que pelees, ¿si?. Una buena pelea no se niega.

𝗘𝗰𝗹𝗶𝗽𝘀𝗲 𝗢𝗳 𝗟𝗼𝘃𝗲 - Noray Donde viven las historias. Descúbrelo ahora