Desperté por un fuerte llanto y supuse que era London. Lo era y como pude me levanté porque estaba toda dura y con un pequeño dolor en el cuello, era temprano y lo bueno de mí hijo era que dormía toda la noche, eso si que en solo pocas noches despertaba porque se había echo o tenía hambre.
Su pañal estaba sucio, decidí darle un pequeño baño y ponerle su ropita.
Una camiseta blanca, pantalones negros, medias y su pequeño gorrito.Esta es una de las tantas cosas que me regaló Susan, le puse unas converse negras, claro de su talla. Aunque seguro se las voy a terminar quitando.
Le dejé a cargo el bebé a Duff, le dejé biberones para que le diera de comer antes de ducharme, era mí leche materna que saque con uno de los extractores de leche que me dio Izzy cuando cumplí apenas 3 meses. Se lo agradezco porque me salva muchas veces.
Me duche pero no lave mí cabello. Me puse unos jeans holgados color celeste y un top negro, un cinto de tachas color negro y mis converse negras que nunca faltan.
Me maquille poco, un poco de sombra negra, brillo labial ,tapa ojeras, y rimel .Baje y ahí estaba Duff moviendo el cochecito para que esté se durmiera.
Supongo que Susan está maquillándose porque su bolsa está en la mesa y solo se escucha como deja su maquillaje en el lugar que corresponde.Llegamos al hospital y nos encontramos con los demás chicos.
—¡Hola! ¡Que bueno que llegan!— hablo Steven abrazándome
—Es bueno verlos siempre.
—¿Como está mí sobrinito?— pregunto Izzy poniendo su cara cerca de la entrada del cochecito de London y haciendo voz rara a lo que reí
—¿Como está?—pregunté
—Dicen que bien y que reacciono perfectamente a los medicamentos.
—Eso me alivia.
—Te estábamos esperando para poder pasar.
—Hubieran pasado par de idiotas.—reí abriendo la puerta y ahí estaba dormido.
—Se ve como la mierda.—Dijo Axl poniendo su cara en frente de la suya.
—Ya aléjate que si se despierta lo espantaras.— dije y empezamos a escuchar gritos fuera de la habitación.
—¡Chicos! Renee pide ver a slash— entro Duff preocupado sin saber que hacer.
—Ay no puede ser , que pase entonces.— hablé frustrada
—¿Segura? —asenti—Bien, pasa Renee.— rodo los ojos
—Por dios, ¿Que le pasó?
—Eso lo tendrías que saber tu.
—El se fue de casa y nunca volvió.
—Si el se fue es por tu culpa. ¡Acepta que el bebé no es de el! ¡Vamos! No son iguales en nada
—No se de que hablas.— Hablo con la voz entrecortada y los ojos llorosos.