Capítulo 8

46 12 1
                                    

La desesperación te gana y empiezas a correr a con todas tus fuerzas. No lo piensas, simplemente lo haces. Sigues yendo a toda prisa por la puerta por donde entraste. Escuchas como el tumulto se desborona, de seguro ya te han oído, y también te han visto.

Si no quieres terminar como esa chica, lo mejor que puedes hacer es correr sin mirar atrás. Es verdad que no te importa morir, pero morir de la misma manera que la pobre joven es algo que te niegas a aceptar: una muerte tan lenta, macabra y dolorosa. Imposible, no vas a morir así, prefieres suicidarte antes que terminar siendo comido vivo.

Vas hacia el bosque y te introduces en el, no sabes hacia dónde estás yendo, no te importa, lo único que anhelas es poder huir de allí lo más rápido que puedas.

Oyes pisadas, te están buscando.

Continúas corriendo. Te raspas con las ramas de los árboles, pero eso no impide que sigas hacia adelante. Después de unos cuantos segundos yendo en línea recta, crees que los has perdido de vista, pero te das cuenta de que estás equivocado cuando escuchas sus voces cerca de ti. Están rastreando tu aroma; al parecer, la gran cantidad de perfume que te echaste encima no sirvió de nada.

—¡Sigan buscando! —dice una voz femenina, reconoces que es la mamá de Sila.

Puedes escucharlos, están muy cerca, lo suficiente para atraparte en cuestión de segundos si es que intentas seguir escapando. La mejor opción por ahora es esconderte. Te vas hacia uno arbusto e ingresas en el. Tanto tu rostro y tus brazos están llenos de raspaduras. Te arden, aunque ahora el dolor es lo que menos te importa. Solo quieres que ellos se vayan, que se rindan y dejen de buscarte.

—Debe de haber ido por aquí —escuchas decir a alguien,

Están cerca, están caminando por tu al rededor, los sientes. Te pones en posición fetal, como si estuvieras tratando de encogerte. Colocas tu cabeza sobre tus rodillas. Todo tu cuerpo está temblando, incrustas tus uñas en la tela de tus jeans hasta penetrar tu piel. Sudas bastante, tu camiseta está empapada, lo cual te preocupa ya que de repente eso hace emanar más tu aroma.

"Te van a encontrar", piensas, solo es cuestión de tiempo. Es toda una comunidad contra ti, no hay forma de que logres huir de esta. No hay ningún escenario posible en el que salgas con vida.

"Vas a morir, vas a morir. Te van a comer vivo, y vas a sentir el dolor de como te arrancan los pedazos de tu cuerpo".

Escuchas a alguien acercándose, esta vez sí está bastante cerca. Los arbustos se mueven, las pisadas se hacen más fuertes. Te acaban de encontrar. Cierras los ojos y juntas más tus rodillas hacia tu rostro, pones las manos sobre la cabeza y las entierras en tu cabellera. Ya sabes que no hay solución, estás muerto Jeremy Espejo.

No lo ves, pero sientes la presencia de alguien frente a ti, te está observando. Esperas a que se abalance sobre ti y te ataque...Pero en vez de eso, sientes como te agarran el hombro.

Levantas la cabeza lentamente, y te encuentras con los ojos azules de Sila. Él coloca su dedo índice en el centro de sus labios haciéndote una señal de que guardes silencio.

Te quedas petrificado. Estabas con tanto miedo que no te acordaste de que tenías a alguien de tu lado; Sila, quien era el motivo por el que decidiste poner tu vida en riesgo. Te sientes un poco más aliviado, y te vuelve la esperanza de que salgas de allí sin ser comido.

Sila se arrodilla y te señala su espalda con su pulgar. Al principio no entiendes a qué se debe eso, "¿Qué intenta hacer?" Sila te fulmina con la mirada y agita su pulgar hacia su espalda con brusquedad.

Es entonces cuando lo entiendes: quiere que te trepes encima de él. Estás dudando, pues sabes que eres delgado, pero igual pesas. La contextura de Sila es fibrosa y se nota a simple vista que es fuerte. ¿Pero será capaz de correr teniéndote encima?

Los que se OcultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora