Capítulo 7

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La noticia de la muerte de Arturo y Matías ha invadido todos los canales de televisión, y también todas las redes sociales. No hay momento en el que estés en el celular y no te encuentres con el anuncio "MASACRE EN EL COLEGIO NEWTON", y con las imágenes de los vestuarios manchados de sangre.

No se sabe todavía quien ha sido el asesino, y todavía no tienen sospecha; de lo que sí están seguros, es que se trata de un psicópata por haber sido capaz de comerse la carne de otra persona hasta dejarla desangrada. Otros sugieren que ha sido un animal debido a las marcas tan peculiares de las mordeduras.

Solamente tú sabes que no se trata de un psicópata o de un animal, sino de un magnífico joven capaz de revelar su verdadera identidad con el fin de defenderte.

El colegio ha suspendido las clases momentáneamente, lo cual es un alivio para ti porque vas a estar lejos de los que te molestan todo el tiempo. Lo malo, es que te vas a mantener lejos de Sila, de quien no has sabido nada desde la tarde en el hotel.

Eres consciente de que Sila no quiere que estés cerca de él por tu seguridad, pero allí sigues, en busca de su atención, de su apoyo, de su cariño, de lo que nadie te ha dado en años.

Tus padres ni siquiera te preguntan por lo que ha sucedido en la escuela, les bastó con que estés bien para no hacerte preguntas.

Revisas tus mensajes, la bandeja está vacía, la última vez que alguien te escribió fue hace dos semanas por parte de Camila Andujar quien te preguntó por una tarea de literatura.

Entras a Instagram y ves las historias de tus compañeros, todos ponen imágenes de un lazo negro, otros ponen imágenes de Arturo y Matías con las palabras "EL CIELO SE HA GANADO DOS ÁNGELES". Pones los ojos en blanco y piensas que la frase hubiera sido mejor "EL INFIERNO SUFRE POR LOS DOS NUEVOS RESIDENTES".

Dejas el celular sobre tu mesa de noche, te recuestas sobre tu cama y te quedas mirando el techo. Te estresa no poder comunicarte con Sila. Te urge la necesidad de al menos escribirle, pero no tienes forma de hacerlo. No hay posibilidad alguna de que puedas hablar con él: no tiene redes sociales, el colegio ha suspendido las clases, y es casi imposible de que te lo encuentres caminando por las calles. La única forma de poder estar con él...

—¡No! —te dices a ti mismo en voz alta.

Lo que estás pensando ahora mismo es muy peligroso, sería un suicidio. No obstante, la curiosidad y la desesperación te están ganando. Empiezas a razonar de que el deseo de tener cerca a Sila contigo se ha convertido en una necesidad. Ya no soportas estar solo, ya no soportas que nadie te quiera a su lado. Cuando estás con Sila es diferente, sientes que a él sí le importas.

"Tengo que saber más de él. Sila, no me abandones".

Coges tu celular otra vez y buscas la página en donde se encuentra la supuesta comunidad evangélica —la cual en realidad es un grupo de reptiles humanoides que comen carne humana—. Al entrar a la página, ves que no hay una dirección exacta, solo aparece que está en Cieneguilla, a unos veinte minutos de donde vives.

Mientras que miras la imagen de la portada en la cual los reptilianos posan para la cámara, te das cuenta de que cerca a ellos hay una estatua de un ángel enorme que mira hacia el cielo. Reconoces esa estatua, la has visto de lejos cuando te encontrabas en el club junto con tus padres, eso significa que está cerca de allí.

Entras a Google Maps e ingresas la ubicación del club al cual ibas con tus padres, vas viendo las calles hasta llegar a la estatua, cerca de allí hay un condominio con casas blancas, ese debe ser el lugar en el que se esconden los reptilianos.

Te levantas de la cama, te vistes con la ropa más casual, te colocas un montón de perfume, te lo gastas de una forma exagerada, pero si lo que dice Sila es cierto y tu olor es muy aclamado por lo reptilianos, es mejor que tengas precaución. Una vez listo, pides un Uber, hacia la dirección que está cerca al condominio. Está caro, pero vale la pena.

Los que se OcultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora