Capítulo 11

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Sila

No puedes, simplemente no puedes. Te das cuenta de quieres más a Jeremy de lo que imaginabas. Comprendes que eres su único amigo, y el único quien lo motiva a seguir viviendo. Entiendes que Jeremy desea la muerte más que nada, pero no podrías perdonarte si es que por tu culpa él muriera de la peor forma posible; comido vivo.

Tu especie, está obligada a comer la carne humana siempre en cundo el humano se mantenga vivo, pues en otro caso, la carne ya no causa la misma satisfacción y tampoco sacia el hambre. No te perdonarías nunca que Jeremy terminara de esa forma. Por lo que sigues considerando que lo mejor sigue siendo apartarte de él.

A pesar de que lo hayas besado, a pesar de hayas tenido relaciones con él, a pesar de que sientes mucho cariño hacia ese niño, sigues pensando que eres una amenaza en su vida. Piensas que Jeremy tiene un futuro por delante; cuando esté en la universidad conocerá nuevas personas y hará amigos, solo es cuestión de tiempo.

...

Llegas a tu comunidad, te has ido caminando desde la casa de Jeremy hasta aquí. Humanamente es casi imposible, pero tú no eres humano, por lo que pudiste hacerlo sin problema.

Cuando ingresas, ves que cada uno tus vecinos comienzan a mirarte extraño. Caminas hacia tu casa e ingresas. En la sala se encuentra tu madre y tu padre, sentados en el sofá, mirándote con sus rostros serios. Tu caminas hacia ellos y optas por pararte a unos cuantos metros de donde están.

—¿Dónde has estado? —pregunta tu padre.

—Me quedé buscando al intruso.

—¿Y no lo encontraste? —pregunta tu madre.

—No, lo perdí. No sé cómo logró escapar.

—Es extraño que no lo hayas encontrado, porque curiosamente, emanas el mismo olor del intruso —dice tu madre, y te quedas petrificado.

Es allí cuando te das cuenta del tremendo error que cometiste. Has tenido relaciones sexuales con Jeremy, lo cual, te debe de haber pegado su olor a un gran nivel. Es por eso que todos te miraban cuando ingresaste. No puedes engañar a nadie, ya todos saben que has estado con el dueño de esa carne tan apetitosa que ha vuelto loco a todos los de tu comunidad.

—Dinos donde está —dice tu padre.

—No.

—¿Por qué no? —Pregunta tu madre indignada levantándose del sofá y caminando hacia ti —¿Acaso lo conoces? ¿Es tu amigo?

No dices nada, consideras que la mejor opción es mantenerte callado.

—Sila —continúa ella—. Se supone que tu familia es lo primero. Tienes que decirnos en donde está. No sé quién sea esa persona, no sé si tienes pena por ese humano o algo más. Pero sabes cuales son las reglas. Su carne es única, nadie de la comunidad ha dejado de pensar en ese exquisito aroma. Lo vamos a conseguir, así que es mejor que nos los digas en donde está.

Tu familia es la prioridad, pero jamás entregarías a Jeremy, prefieres morir antes que hacerlo. Ese pobre chico ya ha sufrido demasiado para encima darle una muerte tan lenta. No se lo merece.

—No —dices.

Tu padre se levanta bruscamente y te da un golpe en el rostro.

—¡Maldita sea! —Grita tu padre—. ¿No te das cuenta? Esto no es solo por el deseo de tu familia, sino también por nuestra seguridad. Ese humano ha sido testigo de lo que en verdad somos, de lo que hacemos aquí. Al no decirnos nada estás poniendo en riesgo a todos.

"Tu maldito aroma está volviéndome loco —continúa tu padre—. Está más que confirmado que has estado con él. Dinos donde está o tendremos que hacerte hablar a la fuerza".

Decir la verdad no es una opción, te rehúsas totalmente a decir la verdad, aun sabiendo lo que te va a costar. No decir la verdad es una de las peores traiciones que se le puede hacer a un miembro de tu familia.

Tus padres te quieren, de la misma forma como quieren a todos los de su especie. No tienes una prioridad por ser su hijo, a diferencia de los humanos. Tus padres no son como los humanos, todo lo que hagan será siempre a beneficio de la comunidad, aun así implique lastimar a su único progenitor.

—Por tu bien, y por el nuestro, tienes que decirnos. ¿Dónde está? —pregunta tu madre.

Alzas la mirada hacia tus padres, aquellos seres que alguna vez quisiste, pero que ahora solo sientes ira hacia ellos. Jeremy ha sido lo único diferente de este mundo tan cruel. Encontraste en ese muchacho la bondad, de que sí existe gente buena, gente que merece ser feliz, pero que la vida es tan injusta que hace todo lo contrario. No vas a arruinar el futuro de Jeremy. Te niegas.

Comes humanos porque no tienes otra opción, porque has pensado que los humanos son una especie que no vale la pena, hasta hace poco te daba igual la vida de ellos. Pero eso cambió con Jeremy. Ahora ya no sabes cual especie es peor; la de él o la tuya.

—Escapó de Lima —dices.

De inmediato, otro golpe proveniente de tu padre llega hacia tu rostro, esta vez no logras mantener el equilibrio y te caes al suelo. Tu madre te mira desde arriba con repugnancia, como si no valieras nada, como si fueras algo insignificante en sus vidas.

—Tus has decidido esto Sila. Tendremos que hacerte hablar. 

Los que se OcultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora