AL entrar en la elegante oficina de Carlos, el corazón de Liv se aceleró como si estuviera corriendo los cien metros lisos. Cuando topó con la profunda mirada de Carlos, una descarga eléctrica de sensualidad atravesó su cuerpo. Liv avanzó hacia él y éste le dedicó una sonrisa.
-Eres muy bienvenida, mi vida.
Agitada por el inesperado saludo, Liv enrojeció y le preocupó que, quizá, Carlos hubiera asumido que su visita significara una rendición incondicional.
-¿Quieres que te enseñe el edificio? -le preguntó Carlos, ya que era la primera visita que Liv hacía a su oficina de Atenas.
-Quizá más tarde. Vine porque tengo algo importante que decirte -Liv se puso tensa.
La mirada de Carlos vagó por todo el cuerpo de Liv. Se paró primero en sus labios, luego en la generosa curva de su busto, para regresar por último a su rostro.
-Me gusta el vestido...
-Por favor, déjame decir lo que he venido a decirte -le interrumpió Liv inmediatamente, a pesar del calor que estaba empezando a sentir en la zona del vientre.
La turbaba que Carlos lograse despertar su deseo con tanta facilidad. Tan sólo le bastaba una cierta mirada o su acento extranjero para que...
Con un grácil gesto de la mano, que significaba que estaba dispuesto a oírla, Carlos se reclinó sobre la mesa de cristal y miró a esposa fijamente.
-Valoro mucho nuestro matrimonio -dijo finalmente Liv.
-Eso está muy bien- menciono carlos
-Así que si no vuelves...-
Carlos levantó calculadamente la ceja en ademán de sorpresa. -Pero, si no me he ido a ninguna parte.-No me interrumpas. Si destruyes nuestro matrimonio, haré que Demakis International destruya tu empresa -acabó Liv, tan nerviosa que sus rodillas empezaron a temblar.
Carlos la estudió en medio de un fulminante silencio, con un resplandor dorado en los ojos y el cuerpo quieto y, aparentemente, relajado.
-¡Crees que no, pero lo haré! juró Liv-. Éramos muy felices y no dejaré que el dinero se interponga entre ambos.
-Debería habérmelo pensado dos veces antes de chantajear a un Demakis para hacer que consumase nuestro matrimonio. Aprendes rápido, mi amor.
Liv tomó aire. Tenía los nervios en un puño. Lo había conseguido. Había amenazado a su marido exactamente igual que él la había amenazado' una vez con arrebatarle todo lo que más quería en el mundo. Y sin embargo, se sentía sucia, enferma. Avergonzada.
Con la boca seca, Liv dijo:
-¿Tienes algo que decir?
-Ataca con todas tus armas-dijo carlos.
-Ésa no es una respuesta seria- contrataco liv
-Lo es. La coacción es una táctica que no funciona conmigo -Carlos siguió mirándola fijamente-. ¿0 es que piensas que Theo no lo intentó?-Liv tenía un nudo en la garganta.
-¿Así que tu respuesta es no?-dijo liv
-Mi respuesta es no-finalizo carlosLiv sintió cómo se le iba el color de la cara. De repente, se esfumó el suelo bajo sus pies, pero alzó la cabeza y, bien erguida, se encogió de hombros como si lo único que le hubiera producido la respuesta de Carlos fuera una profunda indiferencia. Dándose la vuelta, empezó a caminar de vuelta a la calle.
-Pero, si me pides que vuelva contigo por mi propia voluntad -murmuró Carlos-, entonces, creo que podremos solucionarlo todo fácilmente.
Liv se detuvo inmediatamente, con los ojos llenándosele de lágrimas.
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Dinastía Española
RomanceTERMINADA ---------------------------------------------ADAPTACIÓN--------------------------------------------------------------------- Hacía ya ocho años que Liv se había visto obligada a casarse con Carlos Sainz, pero siempre habían vivido separado...