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La pelinegra se miró al espejo procurando de que todo esté en orden para luego colocar un poco de perfume.
Mentiría si dijera que no estaba emocionada, pero la realidad era que su mente se encontraba en cualquier lado pensando en el futbolista.
No podía pensar en nada más que en la charla se anoche, tal vez solo fue un mal día y ella se estaba haciendo la cabeza pero era inevitable que no se preocupara por su amigo.
Sumándole que le había escrito a Julián para preguntarle si no sabía nada al respecto pero solo le contestó que no sabía nada y que había hablado horas anterior con el pero no se le notaba de mal humor.
Pensamientos de culpa habían surgido en su cabeza al pensar que podría ser su culpa el repentino cambio de humor en el muchacho.
Agarró su casco para dirigirse hacia el lugar en donde había sido citada, el cual era un lugar de pizza's.
Decidió sentarse en una de las mesas que daba a una ventana ya que no había visto a Marcos en ningún lugar.
—buen día ¿deseas pedir algo?— la atendieron pero ella negó levemente.
—amh, estoy esperando a alguien gracias — el chico asintió para irse.
Miró su celular esperando algún mensaje pero no de nadie de quién esperaba.
Los minutos pasaban y ella cansada ya planeaba irse— perdón por la tardanza — ella levantó la mirada encontrándose con el pelinegro — dios, soy un tonto...
Ella nego— no, no llegué hace mucho— mintió.
— ¿pasa algo? Te noto rara.
—no, solo... Tengo la cabeza en cualquier lado, perdón — ella sonrío.
—Hola ¿ya saben que van a pedir?— esta vez, una chica se acercó para tomar su pedido.
