ℂ𝕝𝕒𝕟𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕠 | Neteyam Sully.

001. Uncomfortable

   

                                         ࿐*:･
                                     (pov Alira)

Siempre he sido la rara del clan Metkayina, y lo soy. Me molestan por ser mestiza, por no tener un padre y por ser la única que es así.

Es molesto y mucho, es lo que más odio. Traté de ahogarme, pero no funcionó, mi hermano Rotxo trató de salvarme, le agradezco tanto.

Cualquiera puede pensar que molestarme es algo divertido.

Púes no.

Desde que decidieron que seré la Tsahik algunos ya me respetaron y se disculparon por molestarme. Mi madre me hechó toda la carga de ser buena na'vi, todo lo que hago no la enorgullece, solo dice que es mi deber.

Tengo que ser la hija perfecta para mi madre. No debo pedir permiso para salir, pero si llego después del eclipse me castigan por una semana. A veces solo quiero desaparecer, no quiero ser la Tsahik, no quiero, no quiero, no quiero. Solo quiero ser una na'vi normal.
  
Hoy fui a nadar con Ao'nung tranquilamente, nos divertiamos mucho, hasta que sonaron las trompetas, nos alertamos.

—¿Que habrá pasado?—pregunté

—No lo sé, vamos a ver.

Asentí. Mientras salíamos del agua, una Metkayina nos dijo que llegaron Na'vi del bosque. Cuando llegamos, vi a mi hermano Rotxo quien se puso al lado de Ao'nung.

—Miren, que es eso, ¿se supone que es una cola?—dijo Rotxo y todos se reían menos ellos y yo, por supuesto.

—Basta.—dije, pero no me hicieron caso. Son tal para cual.

Vi a Tsireya salir del agua y hacia contacto visual con el na'vi del bosque, este quitó la mirada y luego la volvió a mirar, fue muy tierno. El la miraba hipnotizado y embobado. Amor a primera vista supongo.

—¡Es muy pequeña, como nadan con eso!—se volvió a burlar Rotxo. Ugh.

—¡Ya basta Rotxo!, Ao'nung!— les gritó Tsireya a ambos, y suspiró.

—Hola—dice el chico a Tsireya, y esta enseguida le sonrió, el hermano se reía de él, digo, creo que son hermanos, se parecen mucho. Lo miré de pies a cabeza, era más alto que yo, como del porte de Ao'nung, su pelo era trenzado, ojos amarillos, su mandibula era muy marcada. Lo examine mucho hasta que me miró, quité la mirada, que vergüenza.

Llegó Tonowari con Ronal.

—Olo'eyktan!

—Te veo Tonowari—dijeron ellos, luego saludaron a Ronal, quien venía detrás de Tonowari.

—Porque has venido aquí, Jake Sully—

—Buscamos Uturu—

—Uturu—Dijo Ronal con mal aspecto.