ℂ𝕝𝕒𝕟𝕕𝕖𝕤𝕥𝕚𝕟𝕠 | Neteyam Sully.

009. Kiss?

                                               ෞ
                                      (pov Neteyam)

Después de lo que pasó no dejaba de pensar en Alira, se puso celosa por que estaba con Känayä. Igual lo noté, me contestó mal cuando le pregunté en donde estaban, siempre lo hace cuando estoy con Känayä. Aun que Känayä no para de preguntarme todo el tiempo si tengo novia. Ya es molesto.

Mi madre me regañó por dormir con Alira, dice que no debo estropear la relación que tiene con Ao'nung y que tampoco impida que sea la Tsahik. Alira me contó que no quiere serlo, y la comprendo, su madre la presiona por hacer todo bien.

—¿Y Alira?—Preguntó Kiri cuando llegué a mi marui.

—Su madre la llamó.

—¿Así que Alira estaba celosa?—Me dijo Lo'ak. No lo soporto, me molesta siempre que estoy con ella.

—Cállate Lo'ak. ¿Donde están mamá y papá?

—No lo sé, dijeron que esperaramos aquí un rato.

—Si, así que puedes ir con tu novia Neteyam.—Dijo Lo'ak ríendose.

—Ya basta Lo'ak, vete tu con tu novia.—Dijo Kiri.

—¿Qué? Yo no tengo novia.—Se defendió.

—¿A sí? Púes yo te vi besandote con Tsireya y si le digo a mamá o papá, date por muerto.—Dijo Kiri con sonrisa victoriosa.

¿Recién me entero de esto? vaya. Creo que si papá se entera, si va a matar a Lo'ak, ya que mi padre dice que está muy pequeño para esas cosas al igual que mi madre, quizás que me irán a decir a mi.

—¿Eso es en serio Lo'ak?—Habló Tuk.

—No se les ocurra decirles. ¿Oyeron? Esto queda entre nosotros. Incluida tú.—Apuntó a mi hermana menor, Tuk.

—No prometemos nada—Dije.

Pasó un rato y aún no llegaban, ya me están preocupando. Tuk me insistía que quería jugar con la hermana pequeña de Alira, pero ni siquiera se donde queda su marui.

—Tuk, yo se donde queda, acompáñanos Neteyam. Y tú Lo'ak también, no pienses que te quedaras aquí.

—¿Por qué tengo que ir yo?—respondió—Si papá llega no verá a nadie en nuestro marui.

—¡Ya ven Skxáwn!—Le grité y el me volteo los ojos.

Por primera vez veré donde queda el Marui de Alira, nunca me lo ha enseñado, tal vez no quiere o le da vergüenza. No lo sé.

Otra vez estoy sintiendo esto, mi corazón palpita rápido. Mis manos sudan. Mierda.

—Oh, Hola!—Dijo Alira sonriendo cuando llegamos.