𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒, james potter

seven.

07;

—¿Cómo te fue anoche con tus nuevos amigos, Harry? —Donna pregunta, está sentada en la orilla de su cama mientras rebusca algo entre las fotografías que tiene regadas sobre el colchón.

Harry viste igual al profesor Dumbledore de nuevo, alegando que se sentía más "sabio" de ese modo. Está sentado sobre la cama de Lana mientras ella está tirada boca arriba en el suelo y trata de memorizar algo que había aprendido en clases de encantamientos esa mañana.

—Oh cierto, no nos has contado qué querían —Elowyn añade.

Todas se encuentran en la habitación: Elisse hace sus deberes sobre el escritorio que Elowyn usualmente usa para dibujar, Donna rebusca fotos de su ciudad natal para enseñarle a Lily, Elowyn se encuentra regando todas las plantas que tiene regadas por la habitación y finalmente Lana repasa información importante que ha adquirido en sus últimas clases mientras reposa en el suelo con las piernas apoyadas (y por ende, elevadas) sobre su cama y la vista fija en el techo, eso es lo que hace cada vez que intenta estudiar o memorizar algo, funciona todo el tiempo.

—Dijeron que necesitaban ayuda para una broma, así que lo hice.

Elisse detiene lo que hace para mirar a Harry de manera desaprobatoria. —Ni siquiera voy a intentar explicarte el porqué no deberías hacer cosas así. Creo que eres lo suficientemente inteligente para deducirlo por tu cuenta.

—¿Qué tiene de malo? —Elowyn pregunta.

—No puede dejar que nadie más lo vea —Donna le responde—. Usualmente esto va en contra de mis creencias, pero estoy con Elisse en esta.

Harry rueda los ojos. —¿Acaso un fantasma no puede tener un poco de diversión?

—¿Qué fue lo que hiciste? —Lana interviene.

—Digamos que la habitación de Severus Snape amaneció un poco bastante llena de insectos.

—Genial, ¿qué clase de insectos?

—No lo sé, James y Sirius me dieron una caja llena. Yo sólo la abrí dentro de la habitación.

—¡Harry! —Elisse alza la voz (tal vez más de lo debido) para empezar con lo que probablemente será una regañada grande.

Harry y Lana se remueven, recordando los gritos de desaprobación que la madre de Lana solía darle cada vez que ella hacía algo mínimamente malo.

Lana se remueve sólo de recordar lo que usualmente llegaba después. Siempre pudo aguantar las palizas, pero nunca aprendió a sobrellevar las palabras hirientes que la mujer que la trajo al mundo le gritaba a la cara cada vez. Y siempre era peor, nunca mejoró.

—No hagas esto, Elisse —Harry murmura a su lado.

Ninguno de ellos usaba el primer nombre de Elisse a menos que fuera algo realmente serio. Y para Harry, cuidar que Lana no tuviera ningún ataque de ansiedad era algo muy serio.