𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒, james potter

nine.

Los últimos días Harry había estado con los Gryffindor más tiempo que con las Hufflepuff. El cuarto se siente vacío la mayoría del tiempo.

—Extraño a Harry y a su extraña necesidad de decir lo que está pensando a cada segundo de cada día —Elowyn murmura.

Ella y Lana se encuentran tumbadas boca arriba, con la mirada fija en el techo y un par de dulces a su alrededor.

—Nunca pensé decir esto, pero también extraño a Harry —Donna dice.

—¿Dónde está, por cierto? —Elisse pregunta—. No lo he visto en los entrenamientos ni te he escuchado pelear con el aire en los pasillos cada mañana, Lana.

Ella suspira. —Queridas compañeras... es mi deber anunciar que el príncipe Harry nos ha abandonado y remplazado por cuatro revoltosos Gryffindor —dice, con un tono bastante formal y fingida decepción—. ¡Pero no lloren aún! Que nos levantáremos y superaremos esta pérdida como hemos hecho antes —finge secarse una lágrima inexistente aún cuando nadie puede verle el rostro.

Donna suelta un quejido, bastante sonoro. —No te expreses como anciana. Me recuerdas a los profesores.

—Es escalofriante —Elowyn ríe—. Sigue hablando así.

—Sí, Madam —Lana murmura del mismo modo, para hacer enojar a Donna.

—Me alegra que Harry tenga más amigos, si soy sincera. Solía preocuparme un poco que nosotras fuéramos las únicas personas reales con las que él hablaba. Y me preocupaba más que todas somos chicas —Elisse dice.

—¿Qué tiene de malo que seamos chicas, Eli? —la peliazul pregunta.

—Me refiero a que entre chicos tienen cosas de que hablar, ¿sabes? Cosas personales, como nosotras. Cosas de chicos.

—Oh, es cierto.

—Nunca lo había pensado así —Lana dice mientras muerde una varita de regaliz.

—Lo supuse —Elisse responde con gracia.

—Bueno, entonces me alegra que Harry esté pasando tiempo con ellos, seguro le hacen muy bien a su estado de ánimo —Elowyn añade.