Un Amor Perdido... Una pareja destruida.. Una mentira Fuera de control... Un engaño que trae Dolor y destrucción total hacia el ser más noble, puro y amable que es Su hermoso Omega... Jeon Jung-kook un Alfa infiel y un Kim Tae-Hyung Un Omega que se...
Jadeos, respiraciones profundas y agitadas se escuchaban en esa escalera que era iluminada solo por la luna en su máximo esplendor...
A tropezones llegaron al destino que tanto anhelaban, sus manos traviesas y transpiradas dejaban huellas en ambos cuerpos...
Sabían lo que querían los dos, necesitaban volver a sentir la piel ajena para complementar sus corazones...
Besos subidos de tono, mordidas que dejaban marcas, gemidos que morían en la boca contraria... Una noche de pasión y deseos dormidos...
Sentir su cuerpo ser enjaulado por esa anatomía más alta, más grande, mas caliente lo dejaba tan sumiso y lubricado... Los besos sin treguas que le regalaba su Esposo lo encendían de una manera tan Endemoniadamente que no tenía control de si mismo...
*Sentir tu cuerpo entero temblar era una sensación descomunal y tan sofocante a la vez... No sé cómo volver a poner los pies sobre la tierra... Me sentía como cuando tenia tan solo dieciocho años...
Mi cuerpo le responde a cada caricia, a cada beso, a cada uno de sus gemidos roncos...
Sentir mi cuerpo ser elevado por sus brazos fuertes y musculosos me encendía tan mal... Mis piernas teniendo vida propia al rodear su cintura y mis brazos atrayendo el suyo sin dejar una pizca de espacio... Solo podía dejarlo hacer de mi un hermoso desastre de esos que tanto le encantan...
Quería sentir, quería saborear mi entrada inferior siendo llenada por su polla... Tenerlo delante, acostado,sentado, empotrado, acribillado, parado, de perrito no importa como, pero lo quería sentir dentro mío, dejando mi útero lleno de su semen tanto, todo hasta que se resbalara por mis muslos...
Nuestras camisas cayeron al piso una tras la otra... Sus labios y lengua sobre la piel de mi cuello y clavícula, dejando sus marcas a la vista de todos...
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La suavidad de la cama acaricio su espalda, más la calidez de esas manos lograban sacarle gemidos leves... Más cuando sus bragas de encaje rojo abandonan su cuerpo solo temblo...
Las manos de su hombre solo amoldaron los cachetes de sus nalgas apretando así a su antojó... Nadie más podía hacer de su interior un volcán...
Sentía las muy condenadas mariposas en su vientre plano ese que una vez fue hogar de su cachorro... Ese que era el escudo de toda maldad y protección de todo frío o calor...
Sintió la lengua de su Alfa bajar desde sus clavículas hasta la v de su pelvis y así poder sentir sus mejillas arder ante la mirada atenta, hambrienta, y salvaje que el pelirrubio le regalaba...
