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En pleno 2036, "Casa de cielo" era uno de los restaurantes más lujos y prestigioso de todo Detroit. La decoración del restaurante daba ese ambiente romántico, aunque moderno, perfecto para una cita con esa persona con la que te gustaría pasar el tiempo y tener un recuerdo placentero con la misma. Las velas sobre el mantel blanco iluminaban suavemente los rostros sonrientes de aquellos que dejaban detrás de la copa risillas de complicidad. Pero las sonrisas ajenas se desenfocan ante los ojos de Richard y, entre tantas personas, solo brilla su sonrisa: la de Adam.

Adam era un hombre dos años mayor que Richard que había conocido gracias a unos amigos en común. Y la atracción entre los dos simplemente surgió. Richard era directo y honesto, y se alegraba de que Adam lo fuera también. Se conocieron un poco más en cada cita, y ese día ya eran tres meses de novios oficiales y dos de informales. Aunque el sexo estuvo desde la primera cita.

Richard no era particularmente romántico. Pero Adam sí, entonces no le importaba demasiado tener citas de ese estilo. Después de todo, Casa de cielo era el restaurante favorito de Richard. Aunque hasta el momento siempre había sido acompañado de su hermano mayor, Connor.

Las pequeñas tartas dulces, sus favoritas del menú de postres, sabían distintos con Adam a su lado. Un poco más dulce. El rostro de su amante se desenfoca de las cámaras, estás, en cambio, siguen la trayectoria de la mirada de Richard hasta una de las ventanas de la entrada del restaurante. Allí hay una persona de espalda, con la chaqueta de cuero mojada por la lluvia, fumando, con sus manos temblantes por el frío.

El otoño en Detroit conllevaba largas lluvias y temperaturas bajas. Richard dejó de mirar al hombre detrás de la ventana y pidió para envolver el resto de las tartas. Ya era hora de irse. Y tal como lo prometía, fue un recuerdo placentero.

Pagó la cuenta y acompaño a su pareja a la salida del restaurante. Y en cuanto abrió la puerta, no solo el frío y la lluvia de otoño golpearon su rostro, si no, el puño de quién reconoció el hombre que había estado observando fuera del restaurante.

El golpe lo tomó por sorpresa y dejo caer el resto de su tarta favorita al suelo. Pero no dolió demasiado. Fue torpe, pero la ira con la que fue dirigida le dio a entender a Richard que era un tipo peligroso.

—¿¿Qué demonios está mal contigo, Gavin??— gritó Adam, frunciendo el ceño.

—¿¿Qué demonios está mal conmigo, Adam??, ¿¿En serio??— jadeó Gavin, temblando —, ¿Quién es él?, ¿Eh?, ¿¿Es otra puta tuya??

La tarta quedó destruida en el suelo, como ese recuerdo placentero. Gavin tenía la mirada fija en Adam. Gritaba tanto que su voz se quebrara por momentos y las venas en su garganta se marcaban, como las de sus manos, pero este no arremetía contra Adam, solo mantenía sus puños cerrados.

Richard se mantuvo tranquilo, después de todo él podía llevar a ese tal "Gavin" a la comisaría por abuso de un oficial, pero tanto como esa persona, él también quería respuestas. ¿Quién era Gavin?, ¿Por qué Adam le hablaba como si lo conociera hace mucho tiempo?

Gavin era paralelo a él: era más bajo, desordenado y gesticulaba de manera exagerada. Era hasta irónica la manera en que dentro del restaurante, donde ellos habían estado pasando la noche, todo era romántico y sereno, y fuera, donde Gavin estaba, todo era triste y agitado.

Me arrepiento de esto— Adam dijo, suspirado.

Richard volvió en sí con la voz de su amante.

—¿¿Te arrepientes??

—Me arrepiento de haber salido contigo— Adam se acercó a Gavin y apoyo su mano en su pecho para empujarlo, este parecía sorprendido por las palabras de Adam —, nunca te ame realmente. Eres una mierda. Así que hazme un favor y vete, vete Gavin.

Richard no dejó de mirar al otro, ni siquiera en ese momento, cuando después de todo el ruido solo quedo el chapoteó de la lluvia. Gavin dejó de gritar y de apretar sus puños, por lo que sus manos cayeron a los costados de sus muslos. Y cayeron gotas de lluvia por sus ojos, que no eran más que sus propias lágrimas. Pero continuó temblando, sus labios, sus manos.

Púdrete.

Las cámaras solo lo enfocaban a él cuando se marchó.

—Perdóname por esto, Rich. Él es... el ex del que te hable— Adam rascó su nuca, avergonzado —. Jamás esperé que apareciera aquí.

—No te preocupes— sonrió tranquilizadoramente —, ¿Volvemos?

Richard casi siente lástima por ese hijo de puta...

Así que ese era su nombre: Gavin. Adam siempre se refirió a él como Reed, por lo que no pudo relacionarlo al principio. Gavin Reed era la expareja de Adam, quién siempre describió como violento, vago y acosador. Adam había terminado con él hace un año, pero al parecer él no había logrado superarlo: continuaba marcándole y enviándole mensajes. Buscándolo en el trabajo, en el supermercado, en el departamento. Había roto toda sus cosas y hasta había ejercido violencia física.

Quizás por eso esperó afuera y no hizo un escándalo dentro...

En Casa de Cielo no aceptaban a personas como él.  

Casa de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora