9.

42 6 15
                                    

Richard estaba recostado en la cama, mirando por la ventana, perdido en sus pensamientos y el atardecer.

¿Me estás escuchando?— le preguntó él, enojado. —Cuando actúas así me recuerdas a él— dijo, refiriéndose a su ex, —Gavin hacía lo mismo.

—¿Así cómo?— le pregunto Richard, aun sin despegar su mirada del fragmento de atardecer en su ventana. Recordando el rostro de Gavin mientras él sostenía un cigarrillo entre sus labios y le sonreía con superioridad.

—Él siempre hacía eso, cuando estábamos solos parecía que cualquier cosa era más importante que yo.

—Creí que me habías dicho que te acosaba y no te dejaba respirar...

Adam se quedó en silencio por un momento, pero finalmente contesto: —También, eso fue después... eh, después que lo dejara. Pero cuando estábamos juntos él... bueno, ya sabes... ¿Podrías mirarme a la cara cuando te hablo?— exigió, cambiando de tema.

Richard giró su rostro para mirarlo, pero ahora Adam estaba haciendo las maletas, guardando su ropa con enojo y brusquedad. Su rostro se veía borroso.

—¿Te vas?— le preguntó suavemente, sentándose en la cama. Adam detuvo su acción por un momento.

—Sí, regresó a la casa de... uh m, mis padres, hasta conseguir un nuevo departamento. No eres tú, necesito... tiempo. Tengo que superar lo que pase con Gavin y creó que lo mejor para los dos en este momento es que no vivamos juntos.

—Otra vez, Gavin.

—¿Crees que es fácil para mí? Él me lastimó, Richi...

Richard cerró sus ojos y recordó a Gavin, esa vez, cuando se conocieron frente a Casa de Cielo. La lluvia caía sobre su cuerpo y él gimoteaba suavemente, con sus ojos llorosos y heridos.

Para cuando volvió a abrir sus ojos, ya no había nadie en el departamento. Tenía su celular pegado a su oreja, mientras lo sostenía con su mano derecha, escuchando la voz de Adam.

—«No lo puedo creer, ¿Estás trabajando con el hijo de puta de Gavin? ¿¿Por eso no me contestas el puto móvil??».

—...

—«¿Tengo que recordarte lo mierda que fue conmigo? ¿Lo mucho qué me lastimo? Debiste haberlo golpeado más fuerte esa vez, ¿O acaso le crees a él?».

Adam...

—«Richi, no lo digo por mí, solo... pienso en tu bienestar. Gavin es... él no es una buena persona».

Richard volvió a cerrar sus ojos y, cuando los abrió, despertó en una de las habitaciones de la casa de Hank. Se había quedado a dormir allí el sábado a la noche y aún era temprano. Desbloqueó su celular y le envió un mensaje a Gavin. Sabía que a esa hora estaría con resaca de la noche pasada, así que iba a molestarlo un poco.

«¿Volviste a beber solo anoche? Si vas a dañar tu hígado y salud la próxima vez avísame, Gav, y vamos juntos. Aún nos quedó pendiente festejar el último caso».

Sonrió al enviar el mensaje y ver que Gavin lo había leído también. Apagó la pantalla de su celular y se quedó allí, mirando con fascinación los rayos de sol que apenas pasaban por la persiana americana en pequeños rectangulares.

Le recordó a esa vez, cuando le dispararon y Gavin lo acompaño al hospital. Este se había quedado dormido en el asiento de acompañante con el cabello desordenado y el ceño fruncido. Esos rectángulos también se habían dibujado en su cuerpo aquella vez. Persiana baja, como sus parpados, aun así podía sentir la intensidad de esos ojos. De ese sol.

Casa de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora