"Un segundo plan en marcha"

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Los minutos pasaban y ellos seguían besándose como si nada más importara en la vida, pero él ya estaba incursionado otros lugares del cuerpo de ella, mientras que esta solo sabia acariciar su cabeza... Dejo sus labios y comenzó a besar su cuello ante los suspiros de ella que lo incentivaban a continuar y olvidarse del lugar donde se encontraban... Pero todo se descontrolo por completo cuando ella sensualmente le mordió el cuello y él… él mando todo al diablo, solo necesitaba amarla una vez más. Por eso sin demora le levanto la falda ansioso...

Betty se sorprendió, pero no lo iba a detener, ella también necesitaba que la hiciera suya una vez más... Por eso con manos hábiles, se dedicó a desabrochar su cremallera, para después meter su mano entre sus bóxer y tocar su masculinidad...

Armando no pudo evitar el jadeo y ella solo se sonrió traviesa, la cual se le borro cuando él corrió su braga y toco su punto sensible... Si no fuera porque él la tenia pegada a la pared de seguro terminaría en el piso, porque él estaba haciendo estragos en su intimidad, pero tampoco deseaba quedarse quieta, por eso comenzó a subir y bajar lentamente haciendo que fuera su turno de gemir...

Pero ninguno de los dos aguantaba más sin completar su unión, por eso él le sacó la mano para terminar por liberar su miembro completamente y corriendo aún más su braga se situó en las puertas de su intimidad y mirándose a los ojos comenzó a entrar lentamente disfrutando su unión... Comenzó a moverse mientras devoraban sus labios, muy en el fondo sabían que debían concluir lo antes posible, porque si no los descubrirían. Por eso las embestidas fueron potentes y contundentes, mientras Betty acallaba sus gemidos en el hombro de él y este solo podía morderse los labios... El momento cumbre estaba llegando y cuando sintió que ella se tensaba y antes de que se derramara le dijo...

A: Ahhhh... Me vuelves loco... (mirándola a los ojos) Espero que ahora le quede claro, ahhh... que usted es mía Beatriz y nadie puede aspirar a tenerla ¿Me escuchó?

Ella se relajó y él se derramó, a la vez que la sostenía, sus respiraciones eran erráticas y cuando al fin se tranquilizaron Armando trato de besarla encontrándose con su rechazo algo que lo dejo confundido... Cuando ya estaban listos y ella se giró porque necesitaba ir a los servicios, solo que antes de abrir la puerta le dijo...

B: Que le quede claro doctor que yo no soy de nadie y puedo estar con quién se me dé la regalada gana ¿Me escucho?

Y terminó por salir... Armando se quedó con la boca abierta e hizo ademan de seguirla, pero debía asearse antes, así que bastante frustrado se fue al baño, pero ya le haría entender que ella era de él y nadie podía ponerle ni siquiera un dedo encima...

Betty por su parte solo sabía temblar, no sabía como había hecho el amor con su jefe en la oficina y sobre todo en pleno horario laboral... “No ¡si estas completamente loca Betty!”

Recordó las palabras y el plan de Mario y sonrío... “Quizás Mario tenía razón y él estaba sintiendo algo por mí, porque es que no logró entender esta posesión que demuestra para conmigo”.

Y es que cuando escuchó aquellas palabras algo dentro de ella se removió y sintió la necesidad de imponerse de alguna manera... ¿Quizás para dejarle claro que con ella no va a jugar? ¿Qué no seria una más de su lista? No, eso no servía, ya estaba más que incluida en su lista de conquitas... ¿O solo era el miedo a que pudiera demostrar lo que sentía por él y que terminará por pisotear su amor? No lo sabía... Lo que si tenía claro era que ella no iba a pasar de nuevo por aquella tortura de amar y no ser correspondía, el solo ser un juguete... “Anque debía reconocer Betty que a ti te encantaría seguir jugando con aquel muñecote jojojojo...”

Pero ahora venia lo peor... Porque ella sabia que con esto que había pasado entre ellos quizás él pensaría que tenia derechos sobre su persona, pero no estaba ni tibio, ella se encargaría de dejarle bien claro... Pero tenía un problema ¿Cómo haría para mirarlo? Sobre todo porque su oficina estaba dentro de su jaula y ella era la presa que él deseaba en esos momentos...

TU LLANTO FUE MI SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora