Kim Taehyung es un joven de clase baja con un futuro brillante como profesor de Taekwondo. Una noche, después de beber y perder el control de sus actos, termina teniendo sexo con un joven adinerado que padece de daltonismo, del cuál termina teniendo...
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—¡Ahg! ¡Ahg! ¡No te detengas por favor! —Gimió desesperado —.
«Mi vida era normal y aburrida, hasta que dio un giro inesperado la noche del 09 de Diciembre. Había tenido una discusión con mi padre y salí de casa sin decirle a dónde iba. Esa noche, fui a un bar frente a la playa, en Busan, y comencé a beber sin pensar en las consecuencias. Estaba tan ebrio que terminé en la cama con un completo desconocido.»
—Esto se siente tan bien, no te detengas —Jadeó. —Tu piel huele tan delicioso y tus labios son tan dulces que podría quedarme aquí contigo por horas —volvió a besarlo —.
—¡Ahg! ¡¡Mételo más!! ¡Por favor! —Gimió mientras movía su cadera con fuerza y arañaba la espalda de su compañero —¡Ahg! ¡Mm! Estoy a punto de correrme.
—Abre un poco más las piernas y mueve tu cadera... —susurró sobre sus labios —Voy a meterlo más fuerte —jadeó y sostuvo la cadera de Taehyung; metió la mano entre las hebras de su cabello y lo miró de cerca. —Tu cabello... ¡Ahg! —Gimió —¿Es rojo?
—¡Ahg! —Gimió —Sí, es rojo —asintió mientras jadeaba acelerado —.
«Esa noche me perdí en los brazos de aquel hombre. No pude ver con claridad su rostro debido a la oscuridad; y tampoco pude recordar nada de lo que había pasado, pero por algún motivo recordaba el hermoso tatuaje que tenía sobre su hombro, el cuál besé muchas veces mientras cabalgaba sobre él. Había tenido muchos encuentros sexuales a lo largo de mi vida, sin embargo esa noche nunca la pude olvidar. Nunca nadie me había cogido como lo hizo él. Sin duda, logró regalarme los mejores orgasmos de mi vida, pero eso no fue lo único que me regaló...
Al despertarme en la mañana siguiente, ya se había ido sin dejar rastro, y nunca más supe de él. Los días pasaron de la misma forma hasta que...tres semanas después descubrí que tendría un bebé. Así fue como nació mi pequeña estrella... Mi Dubhe (Oso). "Dubhe" es la segunda estrella más brillante de la constelación de la Osa Mayor. Es una de las dos estrellas "apuntadoras." Estrellas que te guían a Polaris y a su vez te ayudan a encontrar tu norte cuando estás perdido y no sabes a dónde ir.
Dubhe es quién me mantiene en el camino correcto; y es la estrella que me guía hacia mi norte cada vez que me siento solo y ahogado en mis miles de problemas, en especial por ser un padre soltero, el cuál no tiene ni la más mínima idea de quién es el progenitor de su hija. Mi vida es difícil, pero al lado de Dubhe y mi familia todo es más fácil de sobrellevar.»
—Dubhe, date prisa o llegarás tarde a la escuela, voy a buscar tu abrigo y nos vamos —abrió el armario y tomó el abrigo rojo que Dubhe siempre solía usar —.
—Quiero usar el verde, papá.
—¿Cuál verde?
—Mi abrigo verde, el que siempre uso, papá...—miró el abrigo en la mano de Taehyung —ese mismo —sonrió —.
—¿Verde? —Miró el abrigo —¿Ves este abrigo verde? —preguntó preocupado —.
—Sí, ¿no es verde?
—Verde, claro, es verde... —murmuró con preocupación —.
«Cuándo Dubhe cumplió 5 años, descubrí que sufría de protanopia, un tipo de daltonismo que le dificulta diferenciar entre el verde y el rojo. Aunque era algo que no iba a interferir en sus actividades diarias, habían momentos en los que ella perdía la paciencia y terminaba llorando al volver de la escuela.»
—No quiero ir más a la escuela, papá —dijo llorando —.
—¿Qué fue lo que sucedió? —limpió sus lágrimas —.
—Todos se burlan de mí porque dicen que estoy ciega.
—Ven aquí... —la abrazó —no estás ciega, cariño. Solo tienes un pequeño problema para identificar los colores, pero eso no te hace diferente a los demás, ¿está bien? Además, tú eres muy especial. La noche en que naciste las estrellas brillaron más que nunca. Tú eres una estrella guía, una estrella alfa. Así que debes estar orgullosa de ti. ¿Y sabes que?
—¿Qué?
—Los colores son aburridos —sonrió —Los colores que tú ves son mucho más bonitos que los que veo yo.
—¿De verdad?
—Sí... —asintió —ya no llores más.
—Sí, papá... —sonrió —.
«Cómo padre, debía cuidar de la salud física, emocional y psicológica de mi hija. Así que, cuándo Dubhe cumplió 6 años, mi familia y yo decidimos volver a nuestra antigua ciudad, Seúl. Allí comencé una nueva vida al lado de mi hija y mi familia. Y por azares del destino algunas semanas después, conocí a alguien especial, que cambió mi vida por completo.»
Seúl, Enero del 2021. Durante la madrugada, un auto negro se detuvo en el estacionamiento subterráneo de un centro comercial; y un joven de traje bajó con un sobre en las manos para entregárselo a la persona dentro del auto junto al suyo. El vidrio abrió lentamente y una mujer estiró la mano para tomar el sobre.
—¿Está todo lo que te pedí?
—Sí, Sra. Jeon.
—Muy bien...
La Sra. Jeon abrió el sobre y sacó una hoja con los resultados de una prueba de ADN. La miró detalladamente y se detuvo en el resultado final de esta, el cuál marcaba: "0.000%." La expresión de sorpresa en su rostro fue inevitable, pero después de unos segundos una sonrisa se dibujó sobre este.
—No vayas a decirle nada a mi esposo. Él no debe saber sobre esto... —guardó el papel —En realidad, nadie debe saberlo.
—Sí, señora.
—Puedes irte —cerró la ventana y comenzó a reír. —Tal cómo lo suponía...es un bastardo —susurró —Vamos a casa, Bangchan.
—Sí, señora —aceleró —.
La señora Jeon volvió a mirar los resultados de ADN; y de su bolso sacó una fotografía la cuál miró fijamente.
—Ningún bastardo tocará el imperio Jeon...—suspiró —ninguno lo hará mientras yo viva.
