Kim Taehyung es un joven de clase baja con un futuro brillante como profesor de Taekwondo. Una noche, después de beber y perder el control de sus actos, termina teniendo sexo con un joven adinerado que padece de daltonismo, del cuál termina teniendo...
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—¿Qué significa esto? —Leyó nuevamente. —Esto no es posible, debe ser una broma...
Jungkook entró en desespero y sacó su teléfono para llamar a Taehyung. Necesitaba una respuesta lo antes posible sobre esa prueba que había llegado a sus manos de forma anónima, la cuál decía claramente que Dubhe era su hija.
—Taehyung responde, maldita sea... —caminó de un lado a otro desesperado. —¡Responde!
Jungkook no pudo controlarse y salió corriendo de la compañía para ir a buscar a Taehyung. Su única oportunidad de saber dónde estaba, era Jimin, así que hizo una llamada para él. «Dime, Jungkook» respondió Jimin desde su cama mientras esperaba una respuesta suya.
—¿Taehyung está en casa? —condujo apresurado —.
—No, mi hermano no está aquí. Iba a una cita con tu hermano. ¿Pasó algo?
«¡No!» respondió Jungkook de forma cortante, Jimin sonrió e imaginó que la copia de la prueba había llegado a sus manos tal como él lo había planeado, ya que el estado y la voz de Jungkook eran diferentes e inestables.
Después de colgar la llamada con Jimin, Jungkook buscó en el GPS de su teléfono la ubicación exacta dónde se encontraba el auto de Hoseok. Su mente y desesperación no lo dejaban pensar en nada, simplemente deseaba encontrar a Taehyung a toda costa para que pudiera explicarle aquella situación.
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Taehyung no supo que hacer al ver aquella imagen frente a sus ojos. Su teléfono cayó al suelo e hizo un fuerte ruido mientras seguía sonando hasta explotar con llamadas de Jungkook. Rápidamente Hoseok y Lalisa voltearon a ver que había sucedido, y lo que ambos vieron fue un rostro decepcionado.
—¿Taehyung? —tartamudeó y se alejó de la mujer. —Mi amor, te lo puedo explicar... —se acercó —.
Taehyung retrocedió dos pasos cuando Hoseok quiso acercarse a él, y sin decir una palabra se agachó a recoger su celular antes de tomar la decisión de marcharse de ese lugar agobiante.
—¡Taehyung, espera! ¡Déjame explicarte!
—Tu no tienes nada que explicarme, yo ya vi todo lo que tenía que ver. Espero que sean muy felices, se merecen el uno al otro. Que ni se te ocurra seguirme, Hoseok...¡SE ACABÓ! —Salió sin mirar atrás —.
—¡Taehyung! —salió y corrió detrás de él para intentar detener el ascensor. —¡Mi amor!
Hoseok llegó demasiado tarde y no pudo detener a Taehyung. Su única reacción fue golpear la pared con fuerza y comenzar a llorar. «¿Qué fue lo que hice? ¡Maldita sea! ¿Qué fue lo que hice?» se repitió a sí mismo con enojo y tristeza.
