Kim Taehyung es un joven de clase baja con un futuro brillante como profesor de Taekwondo. Una noche, después de beber y perder el control de sus actos, termina teniendo sexo con un joven adinerado que padece de daltonismo, del cuál termina teniendo...
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—Ha Ra, ¿esos documentos son para el señor Jeon?
—Sí, Vanessa...
—Dámelos... —se los quitó de las manos —yo se los llevo —corrió a la oficina de Jungkook —.
—Pero, Vanessa...
Al llegar a la puerta, Vanessa subió un poco su falda y abrió tres botones de su camisa. Soltó su cabello y lo arregló hacia adelante. Dio dos toques, y abrió la puerta con cuidado. «Sr. Jeon.» Dijo con una sonrisa una vez que entró. Frenó de golpe cuándo vio a la pequeña Dubhe sentada en la silla de Jungkook mirando sus dibujos animados favoritos. «¿Dónde está el Sr. Jeon?» Preguntó extrañada.
—Hola, Srta. Vanessa... —sonrió. —El Sr. Jeon está ocupado. Está en una reunión. No podrá atenderte en este momento, por favor vuelve más tarde.
—Hola, estrellita, luna, galaxia, eclipse, o como sea que te llames —dijo con una sonrisa forzada. —El Sr. Jeon no tenía agendada ninguna reunión, así que no mientas —se acercó. —Y tengo que entregarle estos documentos con urgencia para que los firme.
Dubhe se levantó de la silla y se paró frente a la puerta con los brazos abiertos para cortarle el paso. «Está ocupado, Vanessa» Dijo con voz fuerte.
—Querida, ¿quién eres tú, como para sentarte en la silla del Sr. Jeon y darme órdenes sobre lo que tengo que hacer? Estoy haciendo mi trabajo, estrellita... —intentó pasar —.
—Te dije que no puedes pasar... —la detuvo nuevamente con enojo. —Y para ti, Vanessa; soy señorita Dubhe...
—¿Perdón?
—No soy tu estrella, ni tu luna, ni tu querida, eclipse o galaxia, soy la Srta. Dubhe, ¿entendiste? —dijo con seriedad y enojo. —Deja los documentos sobre la mesa. Yo se los daré al Sr. Jeon cuándo salga de su reunión privada con mi padre.
Vanessa miró a Dubhe con la Boca abierta al no creer lo que estaba escuchando. La pequeña realmente estaba decidida a sacarla de la oficina a costa de todo. «Bien...» Dijo Vanessa con una sonrisa forzada mientras colocaba los documentos sobre el escritorio de Jungkook.
—Y la próxima vez que vengas a ver a tu jefe, arregla tu uniforme.
—¿Eh?
—Las demás empleadas llevan los botones abrochados y la falda más abajo, sin contar el cabello recogido, Srta. Vanessa. Puedes salir...
Vanessa tragó grueso y salió rápidamente de la oficina casi halándose el cabello de la rabia. «¿Quién se cree esta maldita niña?» Murmuró furiosa. Arregló los botones, se bajó la falda y recogió su cabello para volver a la recepción.
