Kim Taehyung es un joven de clase baja con un futuro brillante como profesor de Taekwondo. Una noche, después de beber y perder el control de sus actos, termina teniendo sexo con un joven adinerado que padece de daltonismo, del cuál termina teniendo...
—Yoongi, yo...—no supo que responder —creo que escuchaste mal...no dije eso...
Yoongi miró a los lados para asegurarse de que nadie los estuviera viendo y tomó a Jimin de la mano, y corrió con él al invernadero a dónde lo metió de un jalón. «Yoongi, ¿qué haces?» Reclamó nervioso al ver el lugar completamente oscuro y a Yoongi cerrar la puerta.
—Déjame ir...
—¡Shh!
Yoongi arrinconó a Jimin contra la mesa y le cubrió los labios con el dedo para hacerlo callar. Rodeó su cadera con los brazos y recostó las manos de la mesa para apoyarse mientras lo miraba fijamente a los ojos.
—Yoongi, déjame ir. Te lo suplico, no quiero tener problemas...
—No te daré problemas, lo prometo.
—Entonces déjame ir...
—Primero hablemos. Yo no escuché mal, Jiminnie. Tú dijiste nuestro hijo, estoy seguro de eso. Este bebé... —puso la mano sobre el vientre de Jimin y lo acarició —es mío, ¿no es así?
—Yo...—dejó caer una lágrima —.
—Por favor, ya no me ocultes nada, mi amor. Necesito saber la verdad sobre nosotros... —dejó caer una lágrima. —Necesito que seas sincero conmigo...
—Yo...yo no pude dejar que nuestro hijo se fuera —le tomó la mano. —Luché hasta el final para mantenerlo con vida, y lo seguiré haciendo hasta la muerte. Nuestro hijo es un niño, Yoongi-yah...
Yoongi comenzó a reír a causa de la emoción, y tomó a Jimin entre sus brazos para abrazarlo. Lo apretó con fuerza y lloró sin parar mientras se acercaba a su boca para besarlo.
—Jiminnie, gracias... —sonrió emocionado. —Gracias por no dejarlo ir... —volvió a besarlo —.
—Yoongi, detente... —apartó la cabeza —estoy casado con tu tío. Y tú...también estás por casarte.
—Jimin, eso es lo menos que me importa ahora. Mi amor por ti es tan grande, que no me importa tener que compartirlo con mi tío. Yo te amo, y te seguiré amando incluso si compartes la cama con él —acarició sus labios y los besó —.
—Tengo que irme —susurró. —En este momento mi hijo me necesita...
—No voy a detenerte, y tampoco voy a pedirte que te quedes conmigo —acarició su rostro. —En este momento, soy el hombre más feliz del mundo. No importa si no estamos juntos, nada podrá cambiar el hecho de que tú y yo creamos un pedacito de nosotros. Aunque tú ya no seas mío, ese bebé si lo es...y esa es una razón para yo seguir viviendo.
