𝑨𝑪𝑻 𝑰𝑿

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𝒀 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒂𝒓 𝒔𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒍𝒍𝒂, 𝒊𝒍𝒖𝒎𝒊𝒏𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖 𝒍𝒖𝒛 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒂 𝒔𝒖 𝒑𝒂𝒔𝒐

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𝒀 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒐𝒔𝒄𝒖𝒓𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒂𝒓 𝒔𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒍𝒍𝒂, 𝒊𝒍𝒖𝒎𝒊𝒏𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖 𝒍𝒖𝒛 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒂 𝒔𝒖 𝒑𝒂𝒔𝒐

Él la había perdido y ella lo habi salvado, mientras ella seguida en sus brazos, la familia del chico llegó a aquella roca en la que se encontraban, todos se veían preocupados, pues solo podía ver un cuerpo entre los brazos de su hijo, pero no podían ver quién era- Neteyam- lo llamaron sus padres, él alzó la morado dejando ver a el rostro de la chica, su madre se arrodilló a su lado y lo intentó consolar dándole pequeñas caricias en la espalda, mientras que su padre no sabía qué decir.

-Ella me salvó - de sus ojos no paraban de salir lágrimas y su voz salía quebrada- Yo había recibido el disparo, pero de algún manera ella...ella- ni siquiera podía terminar de formular aquella frase, pero no era necesario, pues sus padres sabían de qué hablaba.

-Neteyam, ¿Dónde está...?- el hermano menor al ver a la chica en los brazos de su hermano inerte la quitó de sus brazos, mientras intentaba reanimarla- No, tú no- el corazón de ambos chicos estaba destrozado, ambos la amaban. Uno de ellos la había escogido en el primero momento en el que la conoció, mientras que el otro apenas se daba cuenta que era ella y que siempre había sido ella.

La familia se encontraba reunida, los padres intentaban consolar a sus hijos mientras que los mencionados buscaban la manera de traerla de nuevo a la vida, pero sus intentos serían inútiles. El trato estaba hecho.
Del mar emergió una figura femenina, de su cuerpo escurría sangre y agua y en su mano traía una lanza. Miró con odio a todos, pero su semblante cambio al ver a su hija en brazos de aquel chico.

Dejó caer su arma y tomo a su hija de en brazos- No, gran madre- suplicaba mientras tocaba el rostro de su hija con sus manos e intentaba hacer que despertara- No te la lleve a ella también- la madre de ambos jóvenes entendía en cierta parte su dolor, pues ella de joven perdió a su hermana, pero de tan solo imaginar el perder uno de sus hijos, su mundo se partía - Thais, por favor no me hagas esto- sus gritos eran desgarradores- E hoʻopaʻi au i kou make, e kuʻu poʻe liʻiliʻi (Vengare tu muerte, mi pequeña)-

-E kokua kakou (Déjenos ayudar)- dijo uno de los hermanos, logrando que la mujer lo mirara

-¿Cómo sabes nuestro idioma?- cuestiono mientras le apuntaba con su lanza, poniendo alerta a los padres del joven

-Ella me enseñó- respondió mientras intentaba acercarse con cautela. La madre estaba estupefacta, pues eso solo significaba una cosa y ella no estaba dispuesta a aceptarlo.

-Ella te eligió- su mirada viajo entre los dos jóvenes na'vis del bosque. Al observarlos pudo ver los collares que cada uno portaba, eran creación de su hija- Y a ti también - ambos hermanos se miraron confundidos, pues no estaban entendiendo- Pero yo no los acepto - dejó un beso en la frente de su pequeña y se puso de pie. Todos voltearon al agua al oír un cántico triste, y ahí estaba Payakan, viendo a Thais sobre la piedra- Elián- la mayor se acercó al Tulkum y acarició su lomo- Volviste a ella, mi pequeño guerrero-

Las segundas vidas existían, y eso las sirenas lo sabían. Elián había unido su alma y esencia a Payakan, y sin descanso había buscado a su familia. Al encontrar a su hermana no se despegaba de ella, a pesar de no recordarla él la cuidaba y al verla sin vida sobre aquella roca es cuando recordó quién era, llorando en silencio la muerte de su otra mitad, su hermana.

-Cuiden de mi pequeña- aquella mujer y el Tulkum emprendieron viaje hacia donde se encontraban na'vis, humanos y sirenas en guerra. Los padres de los muchachos fueron en búsqueda de sus hijas, mientras que ellos cuidaban de su chica.

Todos veían con miedo a aquella mujer y aquel Tulkum, quienes con destreza destrozaban todo lo que se movía, ambos emitían odio y coraje. Mientras el Tulkum se encargaba de destruir los botes y submarinos que hubieran, la mujer se encargaba de los humanos y los na'vi que se atreviera a interponerse en su camino. Ella era imparable, causaba terror.
Los pocos na'vis que quedaban en el mar comenzaron a huir, pero las sirenas no les permitirían escapar. Los acorralaron en los grandes arrecifes, apuntando directamente al líder- Él es mío - bajó la mujer del lomo del Tulkum, ambos tenían sangre por todas partes- Tú lo hiciste- se acercó hacia el Olo'eyktan de los arrecifes mientras la esposa de este intentaba acercarse, pero fue detenida por uno de los guerreros del Clan tres perlas (El clan de las sirenas)- Un vida, por otra vida - dicho esto atrevesó el peso del jefe con su lanza.

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Pasado un rato la madre llegó donde se encontraba su hija. Su venganza estaba hecha, así que tomo a su hija en brazos, envolviendo la en un cálido abrazo, ignorando por completo la existencia de los dos jóvenes que estaban ahí viendo.

El mar da y el mar quita.

Su hijo había regresado, pero a cambio su hija se había ido.

Un dolor por el que ninguna madre quería pasar era el de perder a sus hijos, pero ella los había perdido a ambos, aunque uno de ellos había regresado, su otra hija se había ido. Dos niños, dos hijos que tuvo que entregar a la gran madre.

AUTHOR'S NOTE

Hasta aquí este capítulo, falta el último que será el siguiente, se vienen cosas medio bonitas.
Quizá haga una "secuela" sobre está historia, pues tengo un par de ideas pero aún no estoy 100% segura.

Si tienen alguna duda acerca de la historia, no duden en decirle y las intentaré aclarar en algún episodio extra.

Espero que comenten y sobre todo espero que les haya gustado ❣️

𝑬𝑵 𝑬𝑳 𝑪𝑶𝑹𝑨𝒁Ó𝑵 𝑫𝑬𝑳 𝑴𝑨𝑹| 𝑳𝑶𝑨𝑲 𝑺𝑼𝑳𝑳𝒀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora