Capítulo 5: Todos querían ser amigos de Wilson
Al salir de las clases de la tarde, me dirigí a la parada del autobús de las 2 pm. Mientras buscaba mi lista de reproducción, me alejaba de la escuela cuando escuché una voz a mis espaldas:
—Hola, Borun.
Tuve que reprimir el impulso de girar los ojos. Mi nombre era un desafío para casi todos, o quizá simplemente no les importaba aprender a pronunciarlo bien. Así que me llamaban "Borun", lo cual me irritaba bastante. Tal vez esa era una de las razones por las que muchos evitaban acercarse a mí; mi actitud distante y fácilmente irritable les asustaba.
—Hola —respondí volteándome y viendo a Gina. Era una compañera de clases, con grandes gafas que cubrían la mayor parte de su rostro, salpicado de pecas.
—¿Tienes los apuntes del profesor Kevin? —preguntó, sonriendo tímidamente, como lo hacía la mayoría cuando se veía obligada a hablar conmigo—. El profesor dijo que te los prestó ayer y los necesita hoy.
—Sí —murmuré mientras sacaba los papeles de mi bolso. Ya había copiado lo que necesitaba.
—Gracias —dijo y añadiendo rápidamente continuó diciendo:— Oye, mi cumpleaños es este fin de semana, y voy a hacer una fiesta.
—Qué bien —dije, sin saber si me estaba invitando o simplemente compartiendo información.
—Puedes venir si quieres. Será en mi casa —sus mejillas se ruborizaron antes de añadir apresurada:— Vi que Wilson Walter ha hablado contigo un par de veces... podrías traerlo.
Y con eso, Gina sonrió y corrió hacia el coche donde su padre la esperaba.
Ah.
Entonces era por eso. Todos querían acercarse a Wilson, el chico popular, y me estaban usando como puente para llegar a él.
Su "hospitalidad" comenzaba a tener sentido. Ser amiga de alguien popular me resultaba... incómodo.
Aunque, pensándolo bien, ¿realmente éramos amigos? No lo conocía tanto.
Suspiré y coloqué mi lista de reproducción. *The Shade* de Rex Orange County sonaba en mis auriculares mientras me subía al autobús, sumida en mis pensamientos y en la música. Al bajarme, caminé hacia casa. El autobús me dejaba a una cuadra, así que la caminata me servía como ejercicio.
De repente, una bicicleta apareció a mi lado, haciéndome sobresaltar. Me quité un auricular.
—Hey —dijo Wilson con una enorme sonrisa.
Pausé la música, mientras él se bajaba de la bicicleta para caminar a mi ritmo, llevándola a su lado.
—Sigues con tus mañas de acosador, ¿eh? —murmuré.
—Se llama intentar ser tu amigo —respondió él sin perder la sonrisa.
Alcé una ceja y pregunté:
—¿Y si no quiero ser tu amiga?
—No tienes opción —sonrió—. Soy tu amigo, aunque no quieras, Bellota.
Sonreí ligeramente. Este chico era insistente.
—Hoy me invitaron a una fiesta, solo porque me vieron hablando contigo —dije—. Quieren que vayas.
—Ah, ¿la fiesta de Gina? —preguntó.
—Sí.
—Ya escuché a varios hablar de ella —dijo con naturalidad—. ¿Vamos juntos?
¿Perdón?
Casi me reí.
—No voy a fiestas —dije. Solo pensar en estar rodeada de tanta gente me producía ansiedad.
—¿Por qué no? —preguntó con curiosidad.
—No me gustan.
Frunció los labios.
—Venga, acompáñame. Si no te gusta, nos vamos.
Suspiré. Wilson no aceptaba un "no" por respuesta.
—Lo pensaré —mentí, solo para que dejara el tema.
—¿Vemos películas más tarde? —preguntó cuando me detuve frente a mi casa. Tuve que alzar un poco la cabeza para mirarlo, ya que era bastante más alto que yo.
—Uhm... —dudé. La compañía no me agradaba del todo.
—Puedes venir a mi casa —propuso—, o puedo ir a la tuya. ¿Qué dices? ¿La tuya o la mía?
Este chico no me daba ni un segundo para pensar, pero, al mismo tiempo, admiraba su insistencia.
—Mejor la tuya —murmuré finalmente.
Pareció complacido con mi respuesta. Quizá valía la pena experimentar lo de tener un amigo, al menos por esta vez. De todas formas, no tenía nada mejor que hacer, y ver películas no sonaba tan mal.
—Genial —sonrió, y sus hoyuelos se marcaron en las mejillas mientras un leve rubor se extendía por su rostro.
No era de extrañar que media escuela estuviera loca por él. Wilson era, sin duda, lindo.
Ahora que lo observaba mejor, me di cuenta de que tenía otra cicatriz, esta vez en la oreja. Era profunda, aunque ya cicatrizada. ¿Tendría algo que ver con la del cuello? Pareció darse cuenta de mi mirada inquisitiva, pero simplemente se alejó, sonriendo con naturalidad.
—Nos vemos luego, Bellota —dijo, montándose en su bicicleta.
Hice un gesto con la mano en respuesta y entré en casa. Solo entonces me di cuenta de que algo le había pasado a Wilson, y al igual que yo, había algo en su pasado que lo atormentaba.
Esta tarde, descubriría qué era.
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Últimos Deseos De Amor (Editando)
Novela JuvenilEl nuevo chico Wilson Walter es el tema de conversación en el Instituto, para Borsun que ya está cansada de la rutina, el nuevo chisme no le parece interesante hasta que una mala conexión de bluetooth hace que sus vidas se crucen de una manera inesp...