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-...duró al rededor de 3 horas, pero valió la pena.- terminó de relatar el chino frente a él.

-Me alegra que te gustara, Renren. Luego pásame el nombre, prometo verlo también.-

Se encontraban cenando en un pequeño restaurante que hallaron caminando sin rumbo por la calle al salir de la empresa. 

No había sido una mala elección, la comida estaba deliciosa, no era muy caro y al ser un local pequeño se sentía todo más privado.

Llevaban ya dos horas en el lugar, pero ninguno de los dos chicos tenía intención de terminar la cena pronto, y es que, ¿como podrían? Era todo tan cómodo.

El menor llevaba un largo rato hablando del documental con lujo de detalles a petición del mayor, que le prestaba atención y escuchaba cada una de sus palabras como si intentara memorizarlas.

No querían que el momento acabara.

Renjun estaba feliz de poder tener un momento a solas con el líder, hace tiempo no pasaba algo así gracias a la agenda del mayor que estaba llena 24/7.
Los pocos tiempos libres que tenía, siempre lo veía salir con Haechan o alguno de los mayores. Tenía tanto que contarle y tantas cosas que preguntarle, pero no quería que el canadiense desperdiciara sus momentos de tranquilidad con él.
Así que estaba bastante feliz de que el mayor se acercara a él, alargaría la noche lo más que pudiera.

Por otro lado, frente a él, Mark estaba hecho un manojo de nervios. Por más seguro que se vio invitando al otro, tenía miedo de hacer algo mal, no quería decir algo que Renjun malinterpretara. No quería arruinar lo bien que se la estaban pasando.

Había pasado tanto tiempo desde la ultima vez que estuvo a solas con el chino. Y peor aún, era la primera vez que salían solos los dos desde que Mark aceptó sus sentimientos por el contrario. No sabía como actuar.

-¿Quieres pedir algún postre?- habló el mayor una vez que el mesero se llevó los últimos platos vacíos.

-Estoy bien, no te preocupes.-

-¿Estás seguro? Se que te gustan esas cosas.-

-Eso fue hace tiempo, Mark. Ya no tengo 15 años.-

Realmente había pasado tanto. ¿Qué otras cosas no sabía de la persona que era su centro de atención? ¿Qué tanto se perdió?

Renjun se sintió mal por el gesto de decepción que se iba formando inconscientemente en la cara del mayor. 

-Aunque debo admitir que aún soy un poco adicto al helado...- habló por lo bajo, sabiendo de antemano la reacción que tendría el chico frente a él.

-¿De verdad? Conozco un lugar, que puedo jurar por mi guitarra, son los mejores helados que he probado en mi vida. Queda cerca de tu dormitorio.-

Haechan llevaba presumiendo un par de semanas que Mark, cada oportunidad que tiene, le compra helados en un lugar que descubrió y quedó enamorado de los sabores. 

Sabía que el canadiense contaba con tanta emoción sobre ese lugar a cada alma con la que hablara. El quería ser una de esas personas. 

Luego de pelear por quien pagaría la cena, el mayor pagó por todo y salieron del restaurante. De ninguna manera dejaría a Renjun gastar su dinero, cuando fue él quien lo invitó en un primer lugar. 

Caminaron hasta el local lo más lento posible, mientras se ponían al corriente con la vida del otro. 

Llegando al lugar, cada uno ordenó y Mark volvió a pagar para continuar caminando hacia el dormitorio del menor.

-Te daré la razón esta vez, es lo mejor que he probado.- le sonrió el chino, pudiendo divisar en la esquina siguiente su edificio. 

La calles se sentían en extremo tranquilas debido a lo tarde que era, la mayoría tendrían que estar dormidos.

-Te lo dije. Podemos regresar cuando quieras, tienes que probar todos los sabores.- le sonrió de regreso el mayor, mientras hacía cada vez más lento su caminar hasta detenerse frente a su destino, permaneciendo en silencio unos cuantos segundos. 

-Bueno...Es un poco tarde... Nana y Ji iban a pasar la noche con Chenle... Y probablemente Jeno está dormido ¿No quieres quedarte? - 

-No lo sé, no quiero molestarte. Deberías descansar.-

-No te preocupes, puedo descansar contigo.-

¿Cómo negarse?

 Ya una vez dentro, como era de esperarse, Jaemin y Jisung no estaban por ningún lado y Jeno dormía comodamente en su habitación, así que pasaron directamente a la habitación de Renjun. 

-Beneficios de tener un espacio propio: puedo tener una cama más grande. Así que ponte cómodo.- fue lo primero que le dijo al entrar y encender las luces. 

Era bastante... Renjun. Una cama un poco grande para una sola persona con cobijas y almohadas blancas, un escritorio frente a la ventana con materiales de arte, pequeñas velas y decoraciones, y había cuadros colgados en la pared frente a la cama.

-Dios mio, Junie. ¿Aún tienes esto?- se acercó rápidamente al cuadro colgado en una esquina y lo tomó en sus manos. 

Era un dibujo evidentemente mal hecho de ellos dos en un "parque" y su autor era nadie más que el canadiense. Se lo había regalado años atrás cuando comenzaban a ser amigos y descubrió que a Renjun le interesaban esas cosas. Quería tener algo en común con él.

 No podía creer que aun existía y que se encontrara tan cuidado.

Jisung solía burlarse de Renjun y ese dibujo cuando compartían habitación. Le parecía ridícula la manera en que el mayor lo cuidaba y que lo tuviera enmarcado lo hacía aún peor. Estaba tan mal hecho pero era el objeto más preciado de Renjun. 


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"ᴀ" ʏᴏᴜ'ʀᴇ ᴀᴅᴏʀᴀʙʟᴇ|ᴍᴀʀᴋʀᴇɴ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora