Ⅷ. Más vino, por favor

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Recomendación de novelas

"Curvas Peligrosas" por MarielHerrera4

¿Te gusta el romance y el peligro juntos? Esta historia tiene como protagonistas a dos personas diferentes, polos opuestos, pero con algo en común: un corazón roto y miedos internos. Una exótica bailarina nocturna y un temático boxeador vivirán una historia interesante.

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—Podemos comenzar, ya que haremos chili y teniendo en consideración que eres pésima en la cocina, tu padre y yo nos encargaremos de lo más difícil. 

Alek me toma de ambos brazos y de una sola vuelta, me deja casi en la puerta, lejos de todos los ingredientes. 

—¿Y tú cómo por qué crees que no soy buena en eso?

—¡Hija mía! Todos conocemos la historia de cómo casi incendias toda mi cocina por querer hacer un huevo frito. 

Ay, papá. Mal momento para hablar.

Con una risa disimulada, Alek cubre su boca y toca su nariz para disimular que estaba burlándose de mí. 

—Tú lo dijiste: No quemé toda la cocina.

—Pero sí las cortinas y el estante con la vajilla de tu abuela. 

Risas y burlas fue lo que tuve que aguantar casi toda la noche, pero el olor de la comida haciéndose me estuvo calmando, pero las preguntas insistentes de mi padre por saber de nuestra relación estaban siendo complicadas de responder, como la forma en cómo decidimos salir, el tiempo y demás. Pero curiosamente, Alek tenía listo casi toda la historia de nuestro falso romance para tranquilizarlo, pero no era tan sencillo, porque comenzaron las preguntas fuertes.

—Bueno... la otra noche, trajiste a mi hija a casa en medio de una borrachera infernal, por lo que asumo que confía en ti. Así que me gustaría saber si ustedes dos se están cuidando.

¿Eh?

—No me gustaría ser abuelo tan pronto, ¿entienden? Ambos son adultos, sé que tomarán sus decisiones, pero por favor... no me hagan abuelo. 

¡¿Qué diablos está diciendo?!

Mi rostro comenzó a sentir como la sangre y el calor subían para colorar todo mi rostro. Las imágenes que había inducido mi padre en mi cerebro sobre mí y Alek hicieron que un extraño consquilleo recorriera mi abdomen, pero esas imágenes me secaron la boca... porque nunca me había puesto a pensar en cosas así antes. Con Gareth los momentos que tuvimos de intimidad nunca me volaron la cabeza, así que no pude imaginar otras cosas, pero curiosamente todo lo que vino a mi mente, eran cosas que jamás había experimentado. 

A parte de eso, no tenía que preocuparse de lo que mencionaba, porque desde hace unos años me había propuesto en buscar un método para protegerme, así que usaba el implante subdérmico desde hace tiempo. 

Sin querer, pasé mi mirada por todo el cuerpo de mi acompañante. No podía dejar de notar que era alguien con un físico llamativo, aunque antes no me había fijado correctamente. ¡Y qué lástima! Su espalda ancha y hombros gruesos, me dejaban ver una cintura acorde a su cuerpo, piernas largas y brazos ejercitados que se notaban aún bajo la camisa negra. Muy atractivo, lo malo no fue fijarme en eso, sino en la idea de eso mismo, pero como si viera a Tarzán. 

Sólo recé para que él no pudiera leer mis pensamientos. 

Aunque para ese momento, no había notado que lo estaba mirando demasiado.

Elígeme, cariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora