—¿Podemos?
Contuve la respiración tanto que pude sentir que mis pulmones estaban a nada de querer estallar, a parte de la sensación de sorpresa, me quedé atónita a lo que pasaba. Justo antes de que Alek se moviera un poco más junto a mí, vi de reojo las botellas vacías y comencé a hacer cálculos mentales a una velocidad sorpresiva para mí.
—Estás pasado de copas —lo detengo a pocos centímetros de mi rostro.
—¿Eh? —hasta su aliento me decía que estaba en lo correcto.
—Comprendo, Alek. Has bebido mucho vino, la situación no es la ideal y creo que te hice creer que deberíamos hacer cosas de pareja cuando no es así. Tranquilo, no debes hacer nada de eso.
A pesar de que mi voz estaba firme, mis manos ardían y temblaban ante el contacto físico repentino. Sus ojos se desviaron a muchas partes, tantas que no pude seguir el ritmo y menos a los pensamientos que debía tener.
Fuera lo que fuera, no debía confundirme, ni hacer cosas que pusieran en tela de juicio mis emociones. La necesidad hizo que Alek fuera mi compañero de farsa, pero sabía el tipo de persona que era, o por lo menos lo que creía ver. Antes sólo veía a un hombre terco, serio, hasta enojón, pero esa otra parte de él me tenía un poco desubicada, alguien cálido, divertido y gentil. Era natural estar confundida o que me llamara la atención, pero había que ser honesta conmigo misma. En la vida real no quería vivir nada relacionado a lo sentimental, menos con él.
—Cali —sus ojos brillaban—, lamento si te incomodé.
—No, Alek. No me incomodas, sólo debemos saber qué hacer. Tienes razón en decir que hay que hacer cosas para aparentar un noviazgo real, sobretodo con nuestras familias y amigos. Ya nos metimos en el lío, ahora hay que hacerlo bien.
Amigos.
Eso me recordaba que debía ponerlos al tanto de toda la situación, así no habrían errores.
—Sé que estás ocupado, tienes tus estudios y el trabajo. No te quitaré tanto tiempo, posiblemente nos veremos unas veces a la semana y así nos alistaremos para las cenas familiares.
—Bueno, pero debemos hacerlo oficial.
—¿Ah, sí?
—Sí.
—Está bien —tomé aire para retener la vergüenza y el calor volvió a subir a mis mejillas—. Aleksander Lorcan, ¿quieres ser mi novio falso por un periodo de tiempo no mayor a dos meses?
Se limitó a sonreír.
—Claro que sí, Calexte Velia. Seré el mejor novio falso que podrás encontrar.
Aún con el raro ambiente, el olor del vino y el casi ensayo, ambos nos quedamos mirando muy intensamente. No había pensando en él de otra forma, pero creo que será un buen aliado y teníamos fines algo similares por su hermano. No era de sorprender que Alek no confiara en Gareth para ocupar un puesto importante en la empresa de sus padres, ahora menos con la situación que vivimos. Ya no confía en él, pero creo que tampoco lo hizo tanto.
ESTÁS LEYENDO
Elígeme, cariño
Teen FictionUna noche de juegos, un corazón roto, una llamada de broma y una persona inesperada contesta: la receta perfecta para el desastre. Calixte Velia, que tras una noche loca entre amigos, termina enlazada por conveniencia a un hombre para intentar escap...