°Azulin estaba devastado; su bello rostro estaba arruinado y su orgullo quebrantado, y todo por culpa de esos malditos unicornios...
El solo quiere una cosa y hará todo lo posible por conseguirla, su venganza.
Pero quién diría que sería tan difícil...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☆☆☆
Azulín se encontraba tranquilo, con la mente en blanco, disfrutando del sonido de la lluvia chocando contra el cristal y el ambiente cálido que le daba la calefacción a aquel cuarto.
Miraba a un pequeño pájaro sentado en el marco de la ventana, intentando evitar la lluvia, tal como él evitaba ver su brazo izquierdo. No estaba triste, pero tampoco estaba feliz, simplemente sentía una especie de shock, sin poder digerir todo lo que le había pasado, sin poder verse en el espejo y no sentir rabia.
Mientras se encontraba ensimismado en la nada misma, no notó al doctor entrando a la habitación, hasta que este aclaró su garganta para que lo mirara.
-Buen día, Azulín -Le sonrió-. ¿Cómo te sientes hoy? -preguntó con amabilidad, sosteniendo su cuaderno de notas.
-Sigo sin tener un brazo, así que, no me siento tan bien que digamos -dijo con sinceridad, ignorando la mirada del otro.
-Va a ser algo difícil acostumbrarse, lo sé, pero no es imposible -respondió, intentando alegrarlo.
No obtuvo respuesta alguna, estuvieron en silencio por unos largos segundos, sin saber que más decir. Azulín era alguien de pocas palabras, por lo que le era difícil mantener una conversación con él.
-Bueno, a lo que venía -Dejó la libreta sobre la mesita de luz-. Tu padre vendrá a visitarte, llegará en aproximadamente unos 5 minutos.
No respondió, simplemente seguía observando la ventana. El doctor, algo incómodo, volvió a aclarar su garganta.
-Y algo más -Empezó a buscar dentro de una gran bolsa-. Alguien vino hace un rato y nos pidió que te diéramos esto -Le enseñó unos globos, los cuales eran de tonos rosas y morados-. Lindo detalle, ¿cierto? Los pacientes no siempre suelen recibir presentes como estos, sí que tienes suerte.
Azulín volteó a verlo intrigado, y sin dudarlo mucho tomó el regalo y comenzó a verlo a detalle, notando un pequeño cartel que decía "Siempre feliz", y junto a este había una carta, la cual abrió para leer su contenido.
"Pensé que podrías estar desanimado por lo que te pasó, por lo que decidí darte un pequeño regalo para alegrarte...
Con mucho cariño, un conocido"
Miró ambos lados de la carta, notando que no tenía el nombre ni la firma de quien se la había escrito. Dirigió su vista al doctor, y confundido preguntó:
- ¿Quién me trajo este regalo? la nota no tiene ningún nombre. -Le mostró la carta.
Agarró la carta y la leyó rápidamente, levantando las cejas al darse cuenta de que, tal como el otro dijo, no tenía el nombre.
