°Azulin estaba devastado; su bello rostro estaba arruinado y su orgullo quebrantado, y todo por culpa de esos malditos unicornios...
El solo quiere una cosa y hará todo lo posible por conseguirla, su venganza.
Pero quién diría que sería tan difícil...
•Canción del capítulo: Spicy Boyfriend, de Shawn Wasabi•
(Me trae recuerdos de mi época de Meme Animation 😼)
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El Cabo estaba despierto, renegando con el hecho de que debía levantarse para trabajar. Andaba en pantuflas, esperando que el agua hierva para hacerse un té de tilo, ya que no durmió nada esa noche y sentía que en cualquier momento caía dormido. Se puso los zapatos y el abrigo con tranquilidad, hasta que vio el reloj colgado en la pared y se dio cuenta de que estaba llegando tarde, por lo que tendió su cama horriblemente y se fue de ahí.
Le tocaba supervisar a los novatos hasta las 21:30, así que se le venía un día largo encima.
—Llega tarde, cabo Pompón. —Frunció las cejas—. No diré nada, pero que esto no se repita.
—Lo lamento, Capitán Hocicos. —Se rascó el cuello—. Y muchas gracias, le prometo que no se volverá a repetir.
—Eso espero. —Sonrió de lado, para luego irse.
"Gracias a Dios que era él y no el comandante", pensó, siguiendo su camino.
Mientras soportaba las quejas del escuadrón por comer gachas, vio a sus amigos, los cuales se acercaron a él con mucha alegría.
—Buena mañana, Cabo Pompón. —Sonrió—. ¿Cómo está el día de hoy?
—Bien, un poco cansado. —Se rascó el cuello—. No dormí nada anoche.
Grimaldo enarcó una ceja, mirando con curiosidad al otro.
— ¿Y cuál es la razón de tu insomnio? ¿Tuviste una noche movida? —dijo fingiendo seriedad, aguantando las ganas de reír.
Pompón se quedó pensativo unos segundos, hasta que finalmente comprendió a lo que se refería y se puso rojo. Peludito le dio un codazo en las costillas a Grimaldo, el cual se abrazó el estómago por el dolor.
—Discúlpalo, él solo está bromeando. —Soltó una risa nerviosa—. Aunque...no es esa la razón, ¿no? —preguntó con intriga.
—Me sorprende que pienses eso de mí. —Levantó las cejas—. Si alguien tuvo una noche movida, no fui precisamente yo. —Miró a ambos con una sonrisa.
Peludito se quedó estático, soltándose del agarre del otro por los nervios, provocando que al Cabo se le escapen unas risitas. Grimaldo se sonrojó un poco por lo que Pompón insinuaba, por lo que creyó que sería buena idea devolvérsela.
