°Azulin estaba devastado; su bello rostro estaba arruinado y su orgullo quebrantado, y todo por culpa de esos malditos unicornios...
El solo quiere una cosa y hará todo lo posible por conseguirla, su venganza.
Pero quién diría que sería tan difícil...
•Canción del capítulo: Doctor, de Jack Stauber Ft Sarah.•
•Disfruten!•
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Azulín abrió la puerta principal, encontrándose con Grimaldo del otro lado, quien traía a un Peludito cayéndose del sueño.
—Hola, Alucin, me alegra verte. —Le estrechó la mano mientras sonreía—. ¿Llegamos muy tarde?
—Nunca se es muy tarde. —Sonrió levemente—. También me alegro de verte, Grim.
Detrás del celeste apareció Pompón, quien no traía tan buena cara, sino que todo lo contrario; miraba fijamente a Grimaldo, como si pudiera perforarle la frente de esta manera, cosa que no le provocaba más que diversión al otro.
—¿Y ustedes qué hacen acá? —Se recostó en el marco de la puerta, mirando con fastidio al otro rubio, cruzando los brazos con desinterés.
—También me alegro de verte, Pompón. —Rio entre dientes—. Y respondiendo a tu pregunta, estaba aburrido, por lo que creí que sería buena idea hacer una pijamada.
—Yo tampoco sabía nada. —Negó con la cabeza, provocando que su cabello desordenado se desordenara aún más—. Yo estaba teniendo mi sueño reparador y apareció Grimaldo golpeando mi ventana, por lo que me levanté para abrirla. Y apenitas lo hice, él me sacó de un tirón y me trajo hasta acá.
Pompón miró a Peludito con una ceja enarcada y una expresión de sorpresa, su leve enojo siendo remplazado por confusión.
—¿Eso no cuenta como secuestro?
Peludito se quedó en silencio por unos segundos, como si estuviera analizando la situación. Frunció el sueño, para luego voltear la cabeza para ver a Grimaldo, el cual miraba hacia otro lado, fingiendo inocencia. Luego, cruzó sus brazos mientras cerraba sus ojos, negando con la cabeza.
—Esto va a ser motivo de separación.
El rubio rápidamente lo miró de vuelta, preocupado, cosa que le robó una risa al cabo.
—Apoyo la causa, peludito.
Grimaldo lo miró, apretando sus puños con fuerza al oír sus palabras. Pero, antes de que pudiera decir algo, fueron interrumpidos por Azulín, el cual se movía a un lado de la puerta, sonriendo con amabilidad a los nuevos invitados mientras intentaba no reír por la discusión.
—Oigan, ¿no quieren pasar? Hace mucho frío afuera, pueden enfermarse —les dijo a ambos con una voz baja y tranquila, diferente a la apariencia fría que solía mostrar —. Además, creo que tengo alcohol o alguna gaseosa en la nevera, por si quieren algo de beber.
