Rangbi era una chamán con bastante poder mágico.
Era tan famosa que otros pueblos de Shiyo también acudían a verla como adivina. Como era joven y hermosa, la cortejaban mucho, sin embargo los rechazaba a todos. Pero un día, como una mentira, su estómago comenzó a hincharse.
Fue un instante que una chamán que era venerada en el pueblo se convirtió en una prostituta que se abre de piernas a cualquiera de la noche a la mañana. Su vista se estaba debilitando y empeorando, finalmente se convirtió en una mujer ciega y, cuando el poder curativo desapareció, los aldeanos señalaron que habían recibido un castigo divino.
Así terminó su vida como chamán.
La actitud de los vecinos, que hasta entonces habían sido amable, cambió. Por supuesto, no podían hacerle daño abiertamente porque tenían miedo de ella. Pero, detrás de escena, estaban demasiado ocupados calumniándola. Para ellos fue un desperdicio darle una ración a una persona que no tenía poder curativo. Fue gracias el poder de Danim, el anciano del pueblo, que las raciones regresaron aunque sea un poco.
—Ajá, así es como nací...
Bayan dejó escapar un suspiro vacío y empujó la cesta de la ropa que sostenía.
A pesar de que era joven, todavía lo recordaba como si fuera ayer. Mamá se sentó frente a ella y con calma le explicó cómo su vida fue arrojada al barro. Era una tristeza insoportable ver esa figura contundente, como si estuviera contando la vida de otra persona. Ella era joven, pero su madre era tan lamentable.
Sin embargo su madre, que lloraba solo decía:
[—Si volviera, haría la misma elección. No me arrepiento de haberme convertido en tu madre. No te arrepientas de haber nacido como mi hija.]
Su madre se daba cuenta que había sido golpeada por los niños del vecindario cuando entraba a la casa, aunque no lo demostraba. La miraba a la cara, con sus pupilas desenfocadas, como si tratara de comprobar cuánto había sido lastimada su hija.
No le dio un cálido abrazo como otras madres, ni tampoco le decía que la amaba a menudo. A veces era tan amarga y fría. Pero Bayan podía sentirlo.
En ese momento podía sentir cuánto su madre quería curarla.
Bayan, que estaba bajando la cabeza, murmuró un poco.
—No puedo dejar a mi madre. No importa cuánto odie este pueblo.
El plan de abandonar el pueblo tan pronto como se llevara a cabo la ceremonia de mayoría de edad no se llevó a cabo debido a la fuerte oposición de su madre. También se lo dijo ayer por la noche, pero, como siempre su madre solo le decía que se fuera sola si quería.
Bayan, como siempre también, le decía que se iría sola. Pero ambas sabían que no era verdad.
Preferiría que los aldeanos la echaran, pero a pesar de considerarla un monstruo, jamás lo hicieron. Además, siempre se tunaban para visitarla cada dos días, quizás para monitorearla.
¿Tenían miedo de que la mutante se escapara y avergonzara a la aldea?
Bayan sacudió la cabeza violentamente para alejar los pensamientos complicados.
'Sí, dejaré esta ciudad en cualquier momento. Convencería a mi madre... y, si eso no funciona, siempre puedo llevarla en mi espalda mientras duerme.'
Un viento frío alborotaba su cabello. Temblando, se abrochó el cuello gastado y apresuró sus pasos. Hasta ahora, había estado lavando la ropa por la noche cuando nadie prestaba atención, pero cuando llegó el invierno, no tuvo más remedio que hacerlo un poco antes. Cuando se ponía el sol, el río se congelaba rápidamente.
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Bayan
RomanceEl elixir del sol ---------✧--------- Publicada: 28/03/23 Finalizada: ------------------- Esta historia no es mía, solo la traduzco.