Oh, Atlantis ampárame,
Prometo no llorar esta noche,
Devuelve a mi padre.
Déjame seguirte,
Debo arrodillarme y no mirar por encima de mi hombro;
Para así emerger y poder librarme
de los grilletes que me asfixian.
Revivo perfectamente esta sentencia,
Constantemente rodea mi cabeza.
Revivo como si hace solo unos momentos,
Haya entrado en este hogar penumbra;
Junto con mi leal compañía.
“March to sea” se vuelve la melodía que marca aquel día,
La turbia madrugada que solloce a gritos;
Un amargo llanto,
Nadie me percibió en las penumbras;
El solo recordar aquello
Tan crudo que se me eriza el cabello.
¡No eres mas Atlantis!
Juro jamás volver a intentar seguirte,
Mi padre se desdeñó de mi dorso;
Y tomo el tuyo.
Como pipa con metanfetamina,
Una parte de mi se esfumó.
Ajena a mi es la sensación del amor;
Pues el pan y vino de cada día,
Son dagas de infelicidad hacia la gente que debo amar;
Lamentablemente ante la consumación;
Me siguen amando.
El espejo a secas refleja mis despojos,
De lo que una vez fui.
Perdón, no puedo discernir mis límites,
Mi corazón ha sido quebrantado;
Decidí dejar de vivir
Para morir con un martirio de pecados.
Perdón, no quiero repararlo ya
Pues aquella mierda,
Hace mucho que se desvaneció.
Me carcome la culpa,
Nadie me percibió en las penumbras;
El solo recordar aquello
Es tan crudo que se me eriza el cabello.
Jamás llegaste tú,
Pero la marea del mismo océano que se trago a mi padre,
Se apiadó de mi y recogió mi alma en cenizas.
Estos taciturnos inviernos,
Aun me levanto por las mañanas esperando su llegada;
La esperanza me sucumbe en agonía,
Cada vez que no lo veo en la cocina a la mañana.
Es certero que soy un ente ausente,
A ciencia cierta
Ya perdí la cuenta de mi supervivencia.
Oh, Atlantis ampárame
Devuelve a mi padre,
Ansío preguntarle si me ha perdonado ya;
Porque yo no puedo hacerlo.
A pesar de mi sangre escurriendo por mi cuerpo autolesionado.
A ciencia cierta,
Ya perdí la cuenta de mi supervivencia.
Me carcome la culpa;
Pero jamás llegaste tú.
Nadie percibió que me moría,
El solo recordar aquello
Es tan crudo que se me eriza el cabello.